- 16 de septiembre de 2025
La noche del 15 de septiembre de 2025 quedará grabada en la memoria colectiva: ya que por primera vez una mujer dio el Grito de Independencia.

El 15 de septiembre de 2025 quedó grabado en cada uno de los mexicanos: por primera vez en más de dos siglos de vida independiente, una mujer, proclamada como presidenta, salió al balcón central de Palacio Nacional para pronunciar las arengas del Grito de Independencia.
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Desde temprano, el Zócalo capitalino comenzó a llenarse de familias, turistas y grupos de amigos que acudieron con banderas, sombreros, rebozos tricolores y la emoción de presenciar un momento histórico. La música de mariachi, las luces que iluminaban la Catedral y la bandera monumental ondeando al centro del asta eran el marco perfecto para la cita con la historia.
En los balcones laterales del Palacio Nacional ya se encontraban funcionarios, invitados especiales y representantes diplomáticos. La multitud, sin embargo, solo tenía la mirada puesta en el balcón central, donde solo habían aparecido hombres, presidentes de la República.
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La salida de la primera presidenta
Faltaban pocos minutos para las 11 de la noche cuando la Banda de Guerra marcó el ritmo solemne. Entonces, se abrieron las puertas y apareció Claudia Sheinbaum Pardo, la primera presidenta constitucional de México. Vestida con un traje de gala que combinaba la formalidad del momento con un diseño que resaltaba bordados artesanales y un color morado representativo del movimiento feminista.

El grito ensordecedor fue inmediato: "¡Presidenta, presidenta!". Ese coro, espontáneo y vibrante, marcó la diferencia con cualquier otra ceremonia anterior. No era sólo la celebración del aniversario 215 de la Independencia de México, era también el reconocimiento de un nuevo capítulo político y social.

El eco histórico
Con la bandera nacional entre las manos, Sheinbaum hizo sonar la campana de Dolores, réplica de la que tañó Miguel Hidalgo en 1810. El repique abrió paso a las arengas que, en voz femenina por primera vez, resonaron en la explanada:
"¡Viva la Independencia de México!", "¡Vivan las heroínas y héroes que nos dieron patria!", "¡Viva México!".
La respuesta de la multitud fue ensordecedora. Cada "¡Viva!" retumbaba entre las paredes coloniales y se multiplicaba en los gritos de quienes seguían la transmisión desde plazas públicas en todo el país.
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Entre tradición y modernidad
Tras los vítores, la pirotecnia iluminó el cielo de la Ciudad de México con figuras tricolores que reflejaban el orgullo patrio. En el escenario, instalado frente al Palacio Nacional, comenzaron los conciertos de música popular, mientras las familias seguían celebrando con banderitas de papel.
Sin embargo, lo que marcó la diferencia no fueron los fuegos artificiales ni la música. Fue la certeza de estar presenciando un cambio de época. La imagen de una mujer ondeando la bandera nacional desde el balcón central del Palacio Nacional sintetizó décadas de lucha por la igualdad política y social en México.

Más allá de la solemnidad oficial, lo que se vivió fue un acto de profunda significación simbólica. Para muchas niñas que miraban el acto desde el Zócalo o desde sus casas, la figura de la presidenta en el balcón significó la certeza de que ellas también pueden ocupar el lugar más alto del país.

Esa noche, el Grito de Independencia no sólo evocó el inicio de la lucha contra el dominio colonial, también celebró la conquista de nuevos derechos y el avance hacia una sociedad más incluyente.
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