- 11 de septiembre de 2024
Un juez de Medellín, Colombia, le solicitó al Instituto Colombiano del Dolor (Incodol) que Martha Sepúlveda reciba la eutanasia que tenía programada para el domingo 10 de octubre y que se canceló a unas horas de ser practicada. La mujer de 51 años será la primera paciente con una enfermedad no terminal en recibirla.
En Medellín, Colombia, un juez federal autorizó que Martha Sepúlveda, una mujer de 51 años con esclerosis lateral amiotrófica, reciba la eutanasia que tenía programada para el 10 de octubre y que fue cancelada a tan sólo unas horas de lo pactado.
Con esta medida, las autoridades federales han ordenado al Instituto Colombiano del Dolor (Indocol) que realicen este procedimiento y así cumplir con lo establecido por el Comité Científico Interdisciplinario para morir dignamente, órgano que el pasado 6 de agosto anunció que Martha Sepúlveda cumple con los requisitos para recibir la muerte asistida.
El Indocol cuenta con 48 horas para ponerse en contacto con la originaria de Antioquía y pactar una nueva fecha para este procedimiento, con el cual se convertirá en la primera mujer en recibir la eutanasia sin padecer una enfermedad terminal.
El pasado 10 de octubre, fecha en que recibiría el tratamiento, el Incodol decidió cancelarlo a las 07:00 horas, cuando faltaban tres horas para que Martha recibiera la eutanasia; excusaron que la paciente ya no cumplía con los requisitos.
A causa de que esta decisión no habría sido consultada con su familia, Martha Sepúlveda advirtió que recurriría a instancias legales para recibir la eutanasia; mientras que la Iglesia católica también se posicionó en contra del tratamiento.
En una entrevista que ofreció a Noticias Caraciol, la mujer afirmó que su padecimiento crónico-degenerativo no le permite tener una buena calidad de vida: debe caminar con ayuda de otras personas y sufre fuertes dolores en las extremidades.
"Dios no me quiere ver sufrir, ¿Qué padre quiere ver sufrir a sus hijos?", fueron las palabras que dio Martha Sepúlveda acerca de la eutanasia que recibiría, la cual también es aceptada por sus hijos, quienes buscan hacerla sonreír el tiempo de vida que le quede.
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