- 04 de noviembre de 2025
El PRI realizó una protesta en San Lázaro con sombreros en memoria del alcalde asesinado de Uruapan, pero usuarios los acusaron de lucrar con su muerte.

El asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez, ocurrido el 1 de noviembre durante el Festival de las Velas, sigue generando reacciones políticas y empresariales. Pero lo que comenzó como un homenaje simbólico terminó por desatar un alud de críticas.
La bancada del PRI en la Cámara de Diputados realizó una protesta en el pleno de San Lázaro para exigir justicia por el crimen. Los legisladores portaron sombreros —símbolo del "Movimiento del Sombrero", fundado por el propio Manzo para impulsar candidaturas ciudadanas que enfrentaran al crimen organizado—.
Sin embargo, la estrategia mediática no tuvo el efecto esperado. En redes sociales, los usuarios acusaron a los priistas de "hipócritas" y de "lucrar con la tragedia", recordando la falta de resultados concretos en materia de seguridad durante sus gestiones pasadas.
Desde la cuenta oficial del grupo parlamentario, el PRI publicó:
"¡Basta de violencia en México! Alzamos la voz por Carlos Manzo y por todas las víctimas de la fallida estrategia de seguridad en México".
Pero la indignación digital se impuso. Para muchos, la imagen de los diputados con sombreros se sintió más como una puesta en escena que como un acto de empatía real con la violencia que azota Michoacán y gran parte del país.
Salinas Pliego: "Carlos Manzo fue víctima del hombre parásito"
Mientras tanto, el empresario Ricardo Salinas Pliego aprovechó la ceremonia por el 75 aniversario de Elektra para referirse al asesinato del edil. En un discurso que mezcló reflexiones empresariales y críticas al Estado, dijo:
"Se convirtió en el onceavo alcalde, y uno más de las estadísticas de muerte que azotan a nuestro país, ochenta, cien muertos al día, qué puede ser más importante que eso, y por eso digo que es un día de tristeza por el entorno que se nos viene encima".
El magnate aprovechó el evento para reiterar su visión sobre la productividad y la autosuficiencia económica:
"Si quieres ser rico, véndele a los que menos tienen", contó que le aconsejó su abuelo.
Y, fiel a su estilo, arremetió contra los gobiernos: "Quien no trabaja, produce y no paga impuestos, es un parásito social, como son todos los gobiernos".
Salinas Pliego vinculó su crítica con el asesinato del alcalde: "Eso fue lo que ocurrió con Carlos Manzo, una víctima de los parásitos, víctima del hombre parásito".
Sin embargo, las críticas llegaron a su perfil sin que pudiera detenerlas. La gran mayoría de internautas le recordó la deuda que tiene con el SAT. "¿Por qué no primero pagas tus impuestos y dejas de andar de ´parásito'".
Fox también "se quitó el sombrero"
El expresidente Vicente Fox se sumó a las voces que lamentaron la muerte de Manzo. En un video publicado en su cuenta de X, lo describió como un "mexicano ejemplar" que representaba "el país que queremos".
"Un hombre con cara y apellido y un sombrero puede cambiar el mundo entero, puede cambiar México", escribió el exmandatario, quien aseguró "quitarse el sombrero ante lo majestuoso de Carlos Manzo".
Fox afirmó que el alcalde representaba al México "de valores, ética y transparencia", y que su ejemplo debía ser un llamado al despertar ciudadano:
"Con el ejemplo de Carlos Manzo llegó la llamada que estábamos esperando los mexicanos".
El mensaje cerró con un tono de homenaje: "Bravo, Carlos Manzo, me quito el sombrero ante el gran ejemplo que nos has dado".
Entre la indignación y el uso político del símbolo
El sombrero que Manzo convirtió en emblema de su movimiento ciudadano se ha transformado, tras su asesinato, en una bandera de múltiples sectores. Pero su uso por parte de políticos tradicionales generó un debate sobre la autenticidad de esas muestras de apoyo.
Para muchos usuarios, la protesta del PRI y los mensajes de figuras como Fox o Salinas Pliego evidencian cómo la muerte del alcalde se ha vuelto un espejo de la política mexicana: una mezcla de condolencias públicas, oportunismo y estrategias para posicionarse ante un país hastiado de la violencia.
El legado de Carlos Manzo —quien buscaba desafiar a los poderes criminales y promover la independencia política en Michoacán— hoy se enfrenta a una lucha simbólica: la de mantener vivo su mensaje sin que sea absorbido por los mismos sistemas que él intentaba combatir.
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