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Dan último adiós a Ximena Guzmán con lluvia y ritual prehispánico
Ximena Guzmán fue despedida con un ritual prehispánico en Juchitepec, en una ceremonia íntima resguardada por autoridades y marcada por lluvia y copal.
Este jueves, el municipio de Juchitepec, en el Estado de México, fue escenario de una solemne despedida para Ximena Guzmán, secretaria particular de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, quien fue asesinada en un ataque directo el pasado martes. En medio de un estricto operativo de seguridad y un ritual prehispánico cargado de simbolismo, sus restos fueron sepultados en el panteón Colinas del Mayorazgo.
Funeral resguardado y espiritual
Desde la mañana, elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), la Marina y policías municipales resguardaron el cementerio. El acceso fue completamente restringido al público, permitiéndose únicamente el ingreso de familiares, amigos cercanos y funcionarios capitalinos, quienes llegaron en vehículos con vidrios polarizados. La medida buscó mantener el control y respeto durante la ceremonia, evitando la presencia de personas ajenas al entorno íntimo de la funcionaria.
La carroza fúnebre partió desde la funeraria Gayosso en la alcaldía Cuauhtémoc, arribando al cementerio alrededor de las 14:50 horas. Al llegar, fue recibida por un ambiente cargado de solemnidad, donde el aroma del copal y el sahumerio impregnaba el aire, mientras se llevaba a cabo un ritual prehispánico en honor a Ximena Guzmán.
Este tipo de ceremonia, profundamente espiritual y representativa de las raíces ancestrales mexicanas, fue elegida por sus seres queridos para rendirle tributo. El copal, utilizado tradicionalmente en rituales para purificar el alma y guiar a los difuntos hacia el Mictlán, acompañó los cánticos y plegarias. Los asistentes rodearon el féretro en silencio, algunos con flores blancas en la mano, como símbolo de paz y despedida.
Cambio de clima
La despedida estuvo marcada también por un cambio climático inesperado. Mientras la carroza ingresaba al camposanto, la tarde soleada se tornó repentinamente gris. La lluvia comenzó a caer con fuerza, acompañada por truenos y ráfagas de viento, lo que añadió una atmósfera de recogimiento y respeto al momento. Muchos de los presentes interpretaron este fenómeno como una señal simbólica del paso de Ximena hacia otra dimensión.
Durante la ceremonia, Clara Brugada estuvo presente para dar el último adiós a quien fuera su mano derecha desde su gestión como alcaldesa de Iztapalapa. Su rostro reflejaba dolor y conmoción. La jefa de Gobierno no ofreció declaraciones, pero su presencia fue considerada un acto de respaldo y reconocimiento a la labor de Guzmán en el servicio público.
Despedida emotiva
Ximena Guzmán fue una figura clave dentro del equipo de Brugada, conocida por su cercanía, discreción y compromiso. Su muerte, junto con la de José Muñoz —otro colaborador cercano también asesinado en el mismo ataque— ha conmocionado al ámbito político de la capital. Ayer, Muñoz fue sepultado en el Panteón de Dolores, en condiciones similares de seguridad y privacidad.
La Fiscalía capitalina aún no ha presentado avances concluyentes en las investigaciones sobre el crimen. Hasta ahora, lo que se ha revelado es que un presunto sicario acechó a ambos funcionarios durante días antes del ataque, lo que refuerza la hipótesis de un atentado planeado y directo.
El entorno natural del panteón, ubicado en la región montañosa de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl, rodeado de vegetación y neblina, hizo de esta despedida un acto profundamente simbólico.
Ximena Guzmán deja un legado de servicio, cercanía y profesionalismo. Su muerte, que ha sacudido tanto a la administración capitalina como a la opinión pública, también ha encendido las alertas sobre la seguridad de los funcionarios públicos locales.
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