- 22 de abril de 2025
Durante un concierto gratuito en Ciudad Nezahualcóyotl, el alcalde Adolfo Cerqueda fue abucheado tras llamar pobres a los asistentes.

Lo que debía ser una noche de celebración con música y alegría terminó en reclamos y gritos. El alcalde de Nezahualcóyotl, Adolfo Cerqueda Rebollo, fue abucheado por cientos de personas justo antes de que Amanda Miguel subiera al escenario en un concierto gratuito organizado por el gobierno local.
La razón: una frase que, aunque buscaba resaltar la inclusión cultural, fue interpretada por los asistentes como un acto de condescendencia. "Toda esta gente está aquí, le damos la posibilidad a quienes no tienen la posibilidad de pagar un boleto", expresó Cerqueda. No pudo terminar su discurso. El público reaccionó de inmediato con rechiflas, gritos y un coro masivo que retumbó en el recinto: "¡Somos pobres! ¡Somos pobres!"
El público lo tomó como un comentario clasista
En redes sociales, el momento fue replicado con distintas grabaciones desde el lugar del evento. Muchos usuarios señalaron que el comentario del alcalde fue "clasista", "pobreteador" e "innecesario". Otros lo defendieron, argumentando que la intención era justamente llevar espectáculos culturales a quienes no pueden acceder a ellos por razones económicas.
"Presidente municipal de Nezahualcóyotl Adolfo Cerqueda dice que no nos alcanza para pagar un boleto de Amanda Miguel y por eso él la trajo", escribió una usuaria en X, reflejando la molestia que inundó el espacio digital.

Amanda Miguel calmó el momento con su voz
Aunque visiblemente incómoda, Amanda Miguel no se detuvo. Tomó el micrófono con firmeza y envió un mensaje claro desde la música: "La música no tiene barreras". Sin mencionar el incidente, arrancó su repertorio y logró que el ánimo del público regresara, al menos por un momento, al motivo original del evento.
Hasta el cierre de esta edición, ni Adolfo Cerqueda ni el gobierno de Nezahualcóyotl han emitido un posicionamiento oficial. El video del abucheo continúa circulando, y el coro de "¡Somos pobres!" ya se ha convertido en una consigna que trasciende la anécdota del concierto, apuntando hacia una demanda más profunda: el respeto a la dignidad de quienes, con o sin dinero, también tienen derecho a la cultura sin ser etiquetados.

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