- 27 de abril de 2025
En 2014, el Papa no solo denunció el crimen organizado en Italia, sino que sentenció a la mafia calabresa con una excomunión histórica.

El 16 de enero de 2014, el asesinato de un niño en Calabria, Italia, no solo provocó la reacción del país, sino que desató una reacción feroz que llegó hasta el Vaticano. La mafia calabresa, conocida como ´Ndrangheta, era la responsable de un crimen tan macabro que el Papa Francisco decidió dar un golpe directo a la criminalidad organizada con una excomunión histórica.
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La noticia de la muerte de un niño de tres años, Coco Campolongo, atrapado en un fuego de venganza mafiosa, marcó el inicio de una serie de eventos que pondrían al Papa Francisco en la mira de una de las mafias más temidas del mundo.
La historia de Coco, su madre y su abuelo Giuseppe Iannicelli se entrelaza con la realidad del crimen organizado calabrés. Desde su temprana edad, Coco había sido víctima de un sistema de corrupción y violencia que se apoderó de su familia. Sus padres estaban en prisión por delitos relacionados con el narcotráfico, lo que dejó al pequeño al cuidado de su abuelo.
En un intento desesperado por protegerse de la ´Ndrangheta llevó a Giuseppe a usar a su nieto como un escudo humano, creyendo que la mafia no se atrevería a atacar a una familia que cargaba con la inocencia de un niño, para su desgracia, el abuelo se equivocó.
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Los cuerpos carbonizados de Giuseppe, Ibtissam y Coco fueron encontrados en un vehículo incendiado en Cassano all´Ionio, Calabria. La mafia había dejado su marca en el crimen, una moneda de 50 centavos, símbolo de la ´Ndrangheta, señalaba que la vida de los tres había sido el precio de una deuda de drogas. La noticia de la masacre provocó un cambio en la Iglesia Católica ante el crimen organizado.
Frente a 70,000 personas congregadas en la Plaza de San Pedro, el pontífice expresó su dolor por la muerte del niño y condenó la brutalidad del crimen, pidiendo por la conversión de aquellos responsables del asesinato. Pero lo que parecía ser una simple oración se transformó en una acción, meses después, el Papa Francisco decidió emprender una visita a la tierra de la ´Ndrangheta: Calabria.
La acción inesperada
Francisco hizo lo impensable y decidió recorrer las calles de la región calabresa en un papamóvil descapotado, sin protección blindada, un acto que puso en peligro su vida para enviar un mensaje. Su valentía lo llevó a la ciudad de Síbaris, donde pronunció un histórico discurso contra la mafia. Fue allí donde el Papa pronunció una de las sentencias más contundentes en la historia de la Iglesia:
"Los mafiosos no están en comunión con Dios; ¡están excomulgados!".
Con su condena, el Papa rompió con la tradición de tratar a las mafias italianas con cierto respeto institucional, una tradición que había perdurado por años. En lugar de ofrecerles una vía de arrepentimiento como en ocasiones anteriores, Francisco lanzó una excomunión, la máxima pena eclesiástica. Los mafiosos ya no podrían comulgar, celebrar matrimonios religiosos ni participar en las ceremonias católicas.
El acto de excomunión no sólo fue un mensaje a la mafia, sino también a la sociedad italiana, que a menudo justificaba las actividades de las mafias bajo la premisa de que existían "códigos morales" que impedían actos atroces como matar a menores de edad. Sin embargo, el crimen de Coco, junto con otros asesinatos de niños en Italia, evidenció que estas mafias no tenían moral alguna.
¿Qué relación hay con Los Zetas?
La relación entre la ´Ndrangheta y Los Zetas, aunque secreta durante años, se hizo pública en 2008 con la captura de Giuseppe Coluccio, un mafioso italiano que operaba en Canadá. A través de él, se descubrió que la mafia calabresa y el cartel mexicano compartían el tráfico de drogas, particularmente cocaína. Esta alianza fue beneficiosa para ambas partes: Los Zetas necesitaban rutas para enviar drogas a Europa, y la ´Ndrangheta necesitaba contactos en América Latina para obtener el narcótico. Juntos, lograron establecer una red de distribución que enriqueció a ambos grupos, pero que también profundizó la violencia y el terror en sus respectivas regiones.
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El Papa Francisco, al excomulgar a la ´Ndrangheta, también envió un mensaje a Los Zetas. La alianza entre estos dos grupos, que operaban de manera paralela en el crimen organizado, era tan destructiva que la Iglesia Católica no podía permanecer en silencio. La declaración de Francisco fue un rechazo rotundo a todas las formas de violencia, crimen y explotación que estos grupos promovían.

La excomunión impuesta por Francisco fue un acto simbólico, pero también práctico. Para muchos, marcó un antes y un después en la lucha contra el crimen organizado en Italia y en el mundo. Para los mafiosos, el rechazo de la Iglesia significaba la pérdida de una de sus fuentes de poder. La sentencia del Papa envió un mensaje claro: el crimen, en cualquier forma que se presente, no tiene cabida en la casa de Dios.
Al final, la valentía del Papa Francisco no solo puso en evidencia la hipocresía de la mafia, sino que también mostró la determinación de la Iglesia para enfrentarse a uno de los males más grandes de la humanidad: el crimen organizado.
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