El exobispo de Timor Oriental, Carlos Felipe Ximenes Belo, quien fue galardonado con el Premio Noble de la Paz en 1996, fue acusado de haber cometido diversos abusos sexuales contra varios hombres en su adolescencia entre los años 70 y 90, informó la revista neerlandesa De Groene Amsterdammer.
Belo recibió el Nobel de la Paz junto a José Ramos Horta, actal presidente de Timor Oriental, luego de buscar una solución pacífica a la excolonia portuguesa ocupada por Indonesia entre 1975 y 1999.
De acuerdo con la investigación del semanario de Ámsterdam, varios hombres aseguran haber sído víctima de abuso sexual en su adolescencia por parte de Carlos Belo, cuando Timor Oriental luchaba por su independencia de Indonesia.
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El medio señala que el religioso utilizó su poder para abusar de niños en pobreza extrema, ya que en ese momento, la iglesia jugaba un papel importante ayudando a los más necesitados y dando refugio a los protestantes en contra del régimen indonesio que ocupó el país asiático durante 24 años.
Tras el escándalo, el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni, informó que recibió denuncias "sobre el comportamiento del obispo" en 2019 por lo que se le impusieron restricciones durante un año que incluían limitaciones a sus movimientos y su ejercicio del ministerio, además de que le prohibieron tener contacto voluntario con menores o contacto con Timor Oriental.
A través de un comunicado, Bruni informó que las sanciones fueron “modificadas y reforzadas” en noviembre de 2021 y que Belo aceptó formalmente el castigo en ambas ocasiones.
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Por su parte, el actual representante del Vaticano en Timor Oriental, Marco Sprizzi, confirmó que el Vaticano analiza unas denuncias de los supuestos abusos sexuales contra menores por parte de Ximenes Belo en los años 1990.
“Todo está en manos de la Santa Sede y ellos están estudiante el caso. Ciertamente, publicarán pronto un comunicado”, indicó a la agencia Efe.
La revista holandesa presenta dos testimonios de hombres que supuestamente fueron víctimas de abuso cuando eran menores. Uno de ellos tiene ahora 42 años y asegura que el Obispo le "quitó los pantalones y comenzó a manosearme".
La otra víctima, de 45 años, aseguró haber sido víctima de abuso en repetidas ocasiones cuando era adolescente, y que incluso recibió dinero para no denunciar al obispo.