- 11 de septiembre de 2024
El japonés trabajaba para una prestigiosa compañía que contrató el gobierno de Amagasaki y una noche decidió llevarse los datos en una USB para seguir trabajando en su casa, pero todo salió mal
Un hombre japonés decidió que era buena idea llevarse a un bar una USB que contenía los nombres, apellidos, fechas de nacimiento, domicilios, números de cuentas bancarias y datos fiscales de los 465 mil177 residentes de su ciudad: Amagasaki, en Japón. Pero todo terminó descontrolándose porque el hombre perdió la USB con todos lo datos confidenciales.
El sujeto era empleado de la prestigiosa empresa japonesa BIPROGY, a la que el gobierno de esa ciudad japonesa había contratado para conocer qué ciudadanos cumplían con los requisitos para las exenciones de algunos impuestos. Para ello, la empresa recibió los datos probablemente bajo un acuerdo de confidencialidad y protección, pero al empleado se le hizo fácil descargar esos datos en una USB guardada en un maletín para continuar trabajando en su casa.
Lo que pasó a continuación es que el empleado decidió irse a tomar una copas a un bar, pero todo se salió de control y el sujeto terminó tan borracho que ya no alcanzó a llegar a su casa y se quedó a dormir en la calle. Al despertar se dio cuenta de que no tenía su importante maletín consigo y ahí mismo se terminaron las risas.
Al empleado no le quedó de otra que avisar de lo sucedido a la empresa, la cual tuvo que avisar a su vez de inmediato al gobierno de la ciudad, que avergonzada tampoco tuvo más remedio que emitir un comunicado explicando la situación y disculpándose con los ciudadanos.
"Profundas disculpas a los ciudadanos de Amagasaki y a todos los preocupados por las molestias causadas por la pérdida de información importante", escribió en su comunicado de prensa el Ayuntamiento.
Acto seguido la población entró en indignación, preocupados por el muy variado abanico de ciberestafas que es posible hacer con la posesión de esos datos. La molestia y preocupación fue tal que ese mismo día se recibieron 30 mil llamadas de ciudadanos que reclamaban por la situación.
Para buena suerte de los ciudadanos de Amagasaki, el empleado borracho logró poco a poco refrescar sus recuerdos de aquella noche loca, y súbitamente recordó una complejo de departamentos a donde se paró a descansar mientras vagaba en estado etílico. Acudió junto con personal de la empresa al lugar y ahí se encontraba el maletín, intacto como si nadie lo hubiera si quiera visto. Por fortuna para él, la USB también estaba ahí, y la empresa lo comunicó para alivio de la comunidad.
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