- 31 de julio de 2025
Así fue el momento en que un volador de Papantla estuvo a punto de morir a más de 20 metros de altura durante una presentación en la Feria de la Manzana, en Puebla.

Momentos de terror vivieron los danzantes durante la tradicional danza de Los Voladores de Papantla en Coyomeapan, Puebla, cuando uno de ellos estuvo a punto de caer desde una altura superior a los 20 metros. Gracias a la rápida reacción de sus compañeros, el accidente fue evitado y nadie resultó herido.
El momento quedó grabado por un dron que sobrevolaba la zona durante la Feria de la Manzana, evento que cada año celebra este municipio. En el video se escucha la música de flautas y tambores, mientras los voladores ejecutan su rito ancestral.
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El danzante central, vestido con un colorido traje tradicional y un imponente penacho de plumas, perdió el equilibrio, posiblemente por una ráfaga de viento. Pero en un instante crucial, los demás lo abrazaron para detener su caída.
Las imágenes muestran el riesgo que implica esta ceremonia, con un mástil que se levanta sobre una cancha de basquetbol y áreas verdes alrededor. La calma de la música contrasta con el peligro latente en cada giro de los voladores.
Un ritual milenario que desafía la gravedad
Los Voladores de Papantla son una tradición mesoamericana practicada principalmente por pueblos totonacas, pero también por nahuas y otomíes. Su origen se remonta a la época prehispánica, cuando esta danza ritual se hacía para pedir lluvia y fertilidad.
En la actualidad, la ceremonia sigue un patrón que involucra a cinco hombres: cuatro se lanzan desde lo alto del poste atados por cuerdas y giran lentamente mientras descienden, y el quinto —el caporal— permanece en la cima, tocando flauta y tambor y realizando una danza simbólica.
El poste tiene entre 20 y 30 metros de altura y representa el equilibrio del universo y el respeto por los ciclos de la naturaleza. En 2009, la UNESCO reconoció esta tradición como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
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Riesgos que no cesan
El reciente incidente en Coyomeapan pone en evidencia los peligros que enfrentan los voladores para mantener viva esta práctica. En junio de 2025, un accidente similar en Tihuatlán, Veracruz, fue mucho más grave: el poste se desplomó a más de 10 metros de altura y dejó cinco personas lesionadas.
La investigación en ese caso apuntó a un posible desgaste estructural del mástil, lo que resalta la importancia de revisar y garantizar la seguridad sin afectar la esencia cultural del ritual.
A pesar de los riesgos, Los Voladores de Papantla continúan siendo un símbolo vivo de la riqueza cultural y espiritual de México, y su preservación requiere un equilibrio delicado entre tradición y seguridad para proteger a quienes los ejecutan.
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