- 09 de noviembre de 2025
Recordado como ´Juan del Diablo´ en Corazón Salvaje, Eduardo Palomo dejó una huella imborrable en la televisión mexicana, con una muerte inesperada que aún conmociona al público.

El actor Eduardo Palomo sigue siendo uno de los rostros más recordados y queridos de la televisión mexicana. Su nombre está irremediablemente ligado al personaje de ´Juan del Diablo´, que interpretó en la icónica telenovela Corazón Salvaje en 1993 junto a Edith González.
Más allá del éxito profesional y la fama, su vida y su carrera estuvieron marcadas por decisiones audaces, talento desbordante y un final inesperado que nadie olvidará: murió tras una carcajada, dejando un vacío en la industria y en el corazón de sus seguidores.
De la Ciudad de México a la cima de la televisión
Originario de la Ciudad de México, Eduardo Estrada Palomo, nació el 13 de mayo de 1962. Desde muy joven mostró una pasión inquebrantable por la actuación. Aunque inició estudios de Diseño Gráfico en la UNAM, pronto comprendió que su verdadera vocación estaba en los escenarios y la televisión, y decidió dedicar todos sus esfuerzos a perfeccionar su arte.
Durante su adolescencia participó en diversas obras de teatro y programas televisivos, ganándose el respeto de maestros y colegas. Sin embargo, fue en 1993 cuando su carrera alcanzó la cúspide: el papel de Juan del Diablo en Corazón Salvaje, telenovela ambientada a inicios del siglo XX, lo convirtió en un ícono de la televisión mexicana.
Su interpretación apasionada, intensa y carismática consolidó su imagen como uno de los galanes más inolvidables de la pantalla latina, y más de dos décadas después, su legado sigue vigente en la memoria colectiva del público.

Hollywood y la vida en familia
Tras alcanzar el éxito en México y América Latina, Palomo decidió mudarse a Estados Unidos con su esposa, la cantante y actriz Carina Ricco, y sus hijos Fiona y Luca. Su objetivo era doble: explorar oportunidades en la industria estadounidense y disfrutar de una vida más tranquila, alejada de los reflectores y de los excesos del medio artístico.
Durante los primeros años en Los Ángeles, Palomo se dedicó plenamente a su familia, priorizando el bienestar de sus hijos y evitando el mundo de fiestas, rumores y escándalos que rodeaba a muchas celebridades. Al mismo tiempo, buscaba consolidar su carrera internacional: participó en la serie Kingpin, interpretando al "Captain Lazareno", y empezaba a ganarse el reconocimiento de colegas y productores en Hollywood.
"Entendimos que había que aislarse un poquito del medio... ni tuvimos interés en fiestas, drogas o alcohol", declaraba Palomo meses antes de su muerte, mostrando su compromiso con la familia y la calidad artística.

La noche que todo cambió
El 6 de noviembre de 2003, Eduardo Palomo asistió a la proyección de una película argentina en el Festival de Cine Latinoamericano. Posteriormente, se dirigió con su esposa, el director Sergio Arau y la guionista Yareli Arizmendi, al restaurante Lala´s en West Hollywood para cenar. Lo que comenzó como una velada de risas y camaradería terminó en tragedia.
Según los testigos, mientras escuchaba un chiste, Palomo estalló en una gran carcajada y, de repente, se desplomó ante la sorpresa de los presentes. Intentaron reanimarlo en el lugar y, posteriormente, fue trasladado al hospital Cedars-Sinai, donde los médicos lucharon durante 45 minutos por salvar su vida.
Finalmente, a las 23:32 horas, Eduardo Palomo fue declarado muerto a causa de un infarto masivo al miocardio. Tenía apenas 41 años. La noticia conmocionó al medio artístico y al público, ya que Palomo llevaba un estilo de vida saludable y era ajeno a drogas y alcohol.

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Otras tragedias que marcaron una generación
La muerte de Palomo fue solo el inicio de una serie de pérdidas que impactaron profundamente a la industria del entretenimiento latinoamericano. Mariana Levy, su compañera en La pícara soñadora, falleció en 2005 a los 39 años tras un infarto mientras se dirigía a celebrar el Día del Niño.
Lorena Rojas, quien compartió escena con Palomo en Alcanzar una estrella II y en teatro, murió en 2015 a los 44 años por complicaciones derivadas de un cáncer de hígado. Edith González, coprotagonista de Corazón Salvaje, falleció en 2019 a los 55 años tras una lucha de tres años contra el cáncer.

Estas pérdidas alimentaron la leyenda en torno a Palomo y reforzaron la percepción de una generación de actores marcada por el talento y la tragedia, convirtiéndose en un mito que sigue fascinando al público hasta nuestros días.
Eduardo Palomo dejó un legado que va más allá de la televisión y el teatro. Su carisma, intensidad y entrega en cada interpretación lo consolidaron como un referente indiscutible de la actuación latinoamericana.
Aunque su partida fue prematura, su memoria sigue vigente a través de su esposa, Carina Ricco, y sus hijos, quienes han mantenido vivo su vínculo con el mundo artístico, preservando el espíritu, la creatividad y la pasión que hicieron del actor una de las figuras más emblemáticas e inolvidables de la televisión mexicana.
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