México tiene la fortuna de poseer una biodiversidad enorme, con especies de flora y fauna que en su amyoría desconocemos y nunca hemos visto con nuestros propios ojos. Tal es el caso del oso negro, la única especie del género Ursus presente en el país. Uno de los estados con la fortuna de contar con esta especie entre sus habitantes salvajes es el estado de Coahuila.
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Precisamente fue en la ciudad de Saltillo, en Coahuila, donde se reportó el avistamiento de un osezno, es decir un bebé oso, que se había aparecido por las inmediaciones de una residencia, subiéndose la pequeña cría a un árbol en su curiosidad.
Ante el reporte de avistamiento, la Secretaría de Medio Ambiente acudió al lugar e iniciaron un protocolo que consistió en sedar al animal mediante el uso de un dardo tranquilizante. Pero todo se desarrolló de manera alarmante, pues el osezno dejó de sostenerse del árbol en cuanto recibió el disparo y cayó de 10 metros de altura.
A continuación, el pequeño oso negro se dio un fuerte golpe contra el suelo y quedó inconsciente en el pasto. Los vecinos que miraban el hecho protestaron indignados la falta de precaución para rescatar al pequeño animal, reclamando que no se pusiera ni siquiera algún soporte bajo el árbol que ayudara a amortiguar la caída del osezno.
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Sin embargo, los encargados del resguardo del animal salvaje comentaron que los oseznos están acostumbrados a ese tipo de caídas. Posteriormente, el pequeño oso negro fue llevado a revisión veterinaria para descartar lesiones graves. La respuesta de si el protocolo de captura del osezno fue el adecuado aún queda en vilo.
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