- 01 de diciembre de 2025
Washington redibuja el mapa político regional mientras aumenta el riesgo de un choque diplomático mayor.

La geopolítica del continente vuelve a tensarse bajo el peso de una Casa Blanca que no oculta —ni disimula— su intención de rehacer el mapa de influencia en América Latina.
El gobierno de Donald Trump ha dejado atrás los mensajes ambiguos para avanzar hacia acciones militares, advertencias abiertas, presiones financieras y maniobras electorales que han golpeado, casi en simultáneo, a Venezuela, Honduras, Argentina y México.
Un patrón que se repite: Washington despliega barcos, interviene en comicios, condiciona créditos y amenaza con operar en territorios ajenos. La región vive una nueva fase del intervencionismo estadounidense, más explícita y acelerada que en cualquier momento reciente.

Venezuela: presión militar, llamadas secretas y designación terrorista
En Washington, el presidente Trump convocó este lunes una reunión de alto nivel en el Despacho Oval para definir la siguiente fase de presión sobre Venezuela.
La cita —programada para las 17:00 horas ET— reúne a figuras centrales del aparato de seguridad: Pete Hegseth, Dan Caine, Marco Rubio, Susie Wiles y Stephen Miller. La discusión ocurre con la "Operación Southern Spear" ya en marcha: más de una docena de buques de guerra y unos 15,000 soldados desplegados en el Caribe, según CNN.
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La narrativa oficial insiste en combatir el narcotráfico, pero la estrategia se ha ampliado hasta advertencias dirigidas a aerolíneas, pilotos y redes criminales para evitar el espacio aéreo venezolano. Trump pidió no "sacar conclusiones precipitadas", pero confirmó haber hablado por teléfono con Nicolás Maduro:
"La respuesta es sí", dijo sobre la llamada. "No diría que salió bien ni mal. Fue una llamada telefónica". Luego añadió que se trata de un asunto "muy complicado".
Mientras tanto, el senador Markwayne Mullin aseguró que Washington ya puso sobre la mesa una salida negociada: "Le dimos la oportunidad de irse. Le dijimos que podía ir a Rusia o a otro país".
Aclaró también que no se planea un despliegue directo de tropas, sino "proteger nuestras propias costas".

La respuesta de Maduro: denuncia de agresión y llamado a la OPEP
Caracas reaccionó con una ofensiva diplomática. Maduro envió una carta a la OPEP en la que acusa a Estados Unidos de intentar apoderarse del petróleo venezolano:
"El mundo conoce muy bien las lesivas consecuencias generadas en otros países petroleros, a partir de intervenciones militares de los Estados Unidos de América y sus aliados".
La misiva sostiene que las operaciones estadounidenses violan la ley internacional y buscan "desestabilizar" al país. Asegura que Venezuela no cederá ante presiones:
Venezuela se "mantendrá firme" y no "sucumbirá a ningún tipo de chantaje o amenaza".
Mientras Washington presume la destrucción de más de 20 "narcolanchas", Maduro afirma que los bombardeos han derivado en "asesinatos extrajudiciales" de más de 80 personas. El cierre total del espacio aéreo —decretado por Trump— dejó a pasajeros varados y detonó que Caracas denunciara una "agresión extravagante, ilegal e injustificada".
Honduras: mensajes de Trump que alteran una elección
En el istmo centroamericano, dos mensajes de Trump fueron suficientes para cambiar el curso de las elecciones en Honduras. El recuento preliminar —con 56% escrutado— coloca a Nasry Asfura con el 40% frente al 39.8% de Salvador Nasralla. Asfura, antes tercero en las encuestas, repuntó tras recibir apoyo del mandatario estadounidense.
Trump prometió trabajar con él para "combatir a los narcocomunistas" y, dos días más tarde, anunció que indultaría al expresidente Juan Orlando Hernández, condenado en EE.UU. por narcotráfico. Asfura aprovechó el impulso, se acercó a figuras como Javier Milei y se presentó como el candidato de Washington.
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El trasfondo es claro: Honduras siempre ha sido un enclave estratégico para EE.UU., desde la construcción del complejo militar de Palmerola en los 80 hasta su rol como base del Comando Sur. El vicecanciller hondureño lo describió la semana pasada como:
"El país más leal a Estados Unidos, el portaaviones estadounidense, el cuartel central del SouthCom".

Argentina: condicionamiento financiero en plena elección
En el Cono Sur, Estados Unidos activó un swap de USD 2,500 millones del acuerdo de USD 20,000 millones entre el Tesoro y el Banco Central argentino. La operación ocurrió en octubre, en medio de la incertidumbre electoral que finalmente dio una victoria decisiva a Javier Milei.
El Departamento del Tesoro justificó la medida como estabilización financiera, pero el mensaje político era evidente: Trump dijo públicamente que descartaría el paquete de ayuda si Milei no ganaba. Uno de los analistas del ESF lo puso con claridad: "Obtuvimos ganancias con ello".
Expertos como Dov Levin recuerdan que la intervención electoral abierta de Estados Unidos tiene décadas de historia. Pero la magnitud —USD 20,000 millones condicionados al resultado— marca un precedente inédito.
La operación fue una señal de respaldo a Milei y un mensaje para el resto del continente: la Casa Blanca está dispuesta a usar su músculo económico para moldear procesos electorales en países clave.

México: la pieza que sigue en la mira
El ciclo de presiones culmina con el país que más preocupa a Washington: México. Dentro de la Casa Blanca, funcionarios clave repiten un mensaje: una intervención militar no está descartada.
La portavoz Karoline Leavitt habló en noviembre de "medidas adicionales", recordando que es una "promesa del presidente al pueblo americano". Stephen Miller fue más frontal al comparar la ofensiva antidrogas con la guerra contra Al Qaeda:
La intención de Trump es abierta: "estaría de acuerdo" con ataques en territorio mexicano, como los ejecutados en el Caribe y el Pacífico.

La presidenta Claudia Sheinbaum respondió con contundencia: "No va a ocurrir". Incluso el ex presidente Andrés Manuel López Obrador, reapareció públicamente luego de más de un año sin realizar mensajes ni actividades políticas para enviar un mensaje señalando que estaría dispuesto a "volver a las calles" en caso de que se atente contra la soberanía de México.
A la presión política se suma una campaña mediática alimentada por voces de la ultraderecha estadounidense como Steve Bannon y Alex Jones, quienes retomaron consignas de protestas mexicanas para argumentar que México es "un narcogobierno".
Miller sintetizó la visión de la Casa Blanca: México sería un país "dirigido por carteles criminales", con toda la franja fronteriza bajo control de grupos que Washington ya clasificó como terroristas.
Una estrategia regional: presión simultánea, mensajes coordinados
Los movimientos de Estados Unidos no son hechos aislados. Se trata de una estrategia integral: militarizar el Caribe, condicionar elecciones, activar líneas de crédito, apoyar a candidatos afines, presionar a gobiernos incómodos y abrir la puerta legal para intervenciones.
Desde Venezuela hasta México, Trump ha construido un mapa de acción donde cada país cumple un rol distinto, pero todos se enfrentan al mismo patrón: una Casa Blanca dispuesta a empujar sus objetivos con una mezcla de fuerza militar, presión económica y narrativa antinarcóticos.
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