ENTRE VIOLENCIA Y CRISIS CONSTITUCIONAL
Así fue la primera semana de Sheinbaum como presidenta
Apenas tomó posesión como presidenta de México y la violencia que se vive en el país, desafía la estrategia de seguridad del Gobierno de Claudia Sheinbaum.
No podría ser distinto el arranque de gobierno de la primera presidenta de México, Claudia Sheinbaum. El ataque militar a un camión con migrantes en Chiapas con la muerte de seis y 12 heridos, el asesinato de Alejandro Arcos Catalán, alcalde de Chilpancingo en el estado de Guerrero, así como la confrontación entre el Poder Legislativo y el Judicial por la revisión de la reforma al Poder Judicial, son apenas algunos de los tema que ya están en la agenda presidencial y que necesariamente tendrá que afrontar.
Apenas tomó posesión con dos ceremonias que encabezó, la constitucional en la Cámara de Diputados y la tradicional en el Zócalo, con la entrega del bastón de mando por parte de representantes de los pueblos originario, la noche del martes 2 de octubre, la presidenta recibió la pésima noticia desde Chiapas del ataque de soldados a un camión de migrantes de Cuba, India, Pakistán, Nepal y Egipto.
Si bien el problema no es nuevo, es una realidad que vive el país y no se refleja en mítines, reuniones e informes oficiales. Una violencia que en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador no se pudo contener y que llegó a los límites inimaginables con cerca de 200 mil homicidios, más de 115 mil desaparecidos y más de 500 denuncias por crímenes de Estado.
La política de "abrazos y no balazos" fracasó rotundamente. Bajo la nulidad del gobernador de Chiapas Rutilio Escandón, la violencia del crimen organizado alcanzó expresiones de ingobernabilidad en todo el estado y el paso de los migrantes se hizo aún más peligroso.
El asesinato de los militares a migrantes el pasado 2 de octubre no fue bien recibido en Palacio Nacional y de inmediato se detuvieron a los soldados que dispararon, se inició una carpeta de investigación por parte de la Fiscalía General de la República y se recibieron protestas de organismos nacionales e internacionales exigiendo seguridad.
Tres días después de estos hechos. Chilpancingo despertó con la noticia del asesinato del alcalde, Alejandro Arcos, decapitado solo seis días después de llegar al cargo. Días antes, su secretario general, Francisco Tapia, también había sido asesinado.
El alcalde priista había manifestado a lo largo de su campaña electoral que su objetivo era pacificar la ciudad. Tras asumir el cargo, reafirmó que su compromiso era "garantizar la paz y la seguridad en el municipio" y que esto lo cumpliría "de la mano del Ejército Mexicano".
Sobre este caso, la presidenta de México, ha anunciado una investigación para conocer el móvil y por supuesto hacer las detenciones correspondientes. Además, ha señalado que Chilpancingo no aparece dentro de los municipios con mayor número de homicidios, pero señaló que están trabajando los secretarios de Seguridad, de Marina y de la Defensa Nacional para fortalecer el sistema de inteligencia e investigación del Estado mexicano.
En los cien compromisos hechos por Claudia Sheinbaum aparece el apartado de Paz, Seguridad y Justicia en los cuales se siguen las mismas líneas de López Obrador. Esta semana se dará a conocer el Plan Nacional de Seguridad con el que se espera abatir un problema y una demanda social que AMLO ni atendió en su cabalidad. Ya veremos de qué se trata.
Crisis constitucional: otro desafío para el Gobierno de Sheinbaum
Otro de los desafíos que ha marcado la agenda de la presidenta Claudia Sheinbaum es la reforma al Poder Judicial. Especialmente después de que ocho de los once ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación decidieron estudiar si tienen la facultad para revisar una reforma constitucional.
Las reacciones, tanto en el ámbito político como jurídico, se han polarizado. Mientras algunos sectores defienden que una ley secundaria no debe prevalecer sobre una reforma constitucional, como es el caso de la reforma al Poder Judicial, otros argumentan que los ministros tienen la facultad de revisarla, dado que incide directamente en la institucionalidad y en la separación de poderes. Este choque de interpretaciones ha dado pie a intensos debates, donde algunos acusan al gobierno de intentar concentrar poder, mientras que otros advierten sobre los riesgos de un desajuste institucional.
Ante esta situación, Claudia Sheinbaum ha respondido con contundencia, asegurando que cualquier recurso ante la Suprema Corte o ante organismos internacionales carece de fundamento, ya que la reforma ya forma parte de la Constitución. Además, ha señalado que es responsabilidad del Senado convocar un proceso judicial electoral para decidir quiénes forman parte.
El panorama para la presidenta se presenta complicado, pues lo que está en juego es una crisis constitucional con el Poder Judicial. Este conflicto se perfila como uno de los momentos más determinantes de su gobierno, ya que se trata de un desafío institucional de gran magnitud. En este contexto, Sheinbaum deberá decidir si opta por la negociación política o mantiene el enfrentamiento contra los "conservadores". Así comienza la segunda etapa de la Cuarta Transformación.
