Este 20 de enero el cineasta estadounidense David Lynch cumplirá 77 años. Famoso por trabajar con sueños que terminan en pesadillas, realidades dentro de otras realidades, ambientes oscuros y mujeres hermosas, con música y luces bellísimas, lleva más de 50 años en la creación audiovisual, dejándonos joyitas como Eraserhead, Blue Velvet, Mulholland Drive y Twin Peaks, entre otras como Wild at Heart o INLAND EMPIRE. Un creador único, que por la oscuridad de sus films, pocos creerían que en verdad es un viejito amable y amoroso, que practica la meditación trascendental todos los días y da un informe del clima por YouTube.
Aunque es un artista mundial y ampliamente famoso, poco se sabe del periodo que pasó viviendo en México a principio de los años 80, cuando vino a nuestro país, concretamente a la Ciudad de México y al desierto de Chihuahua, para filmar su adaptación de "Dune" (Dunas), que si bien le dejó un mal sabor de boca al no tener el control sobre el montaje final, le permitió darse cuenta de lo importante que era no ceder en ese tipo de detalles para sus siguientes proyectos (que lo llevarían a la cima), además de vivir en México por un año y miedo, lo que le encantó al artista, como expresó en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato de 2020:
"Me encanta vivir en la Ciudad de México. Durante año y medio, durante la realización de la película ‘Dune’, para mí, la Ciudad de México fue una de las ciudades más mágica, misteriosa y romántica del mundo" aseguró el cineasta mediante un video.
También te puede interesar: Suspenden a policía que hacía cine para adultos
Cuando David Lynch aceptó filmar "Dune", la adaptación de la novela de Ciencia Ficción de Frank Herbert, dicha producción de Dino de Laurentis venía de sufrir un gran golpe en contra, pues orinalmente la filmaría Alejandro Josorowsky, quien tenía pensada una superproducción de alrededor de 8 horas de duración, con la participación de personalidades del tamaño de Salvador Dalí o Pink Floyd para el soundtrack. No se pudo realizar y las ruinas del proyecto se le ofrecieron a Lynch.
Las escenas en interiores se filmaron en los Estudios Churubusco en la Ciudad de México y las escenas en el desierto se rodaron en el campo de dunas de Samalayuca, cerca de Ciudad Juárez. El calor los obligó a trabajar desde las 5 de la mañana.
David Lynch en los Estudios Churubusco
Si bien las capacidades de producción de los sets de Hollywood no son comparables con los del Estudio Churubusco, el productor Dino De Laurentiis eligió por trasladar la producción a México, más allá de la belleza de las dunas de Chihuahua, por razones económicas, "muy concretas" como diría el buen Marx: el tipo de cambio. El valor del peso frente al dólar hacía que el presupuesto de producción rindiera mucho más.
Además México era el único país que podía proporcionar las condiciones geográficas y técnicas necesarias. En Europa, ningún país tenía foros del tamaño necesario y la cercanía de un desierto. En Hollywood, sólo la renta de los foros hubiera costado 20 millones de dólares, como explicó De Laurentiis al New York Times. Al final la película terminó costando alrededor de 40 millones de dólares.
El rodaje comenzó el 30 de marzo de 1983. Lynch filmó en México con una terrible logística con 53 personajes, 20,000 extras, cuatro planetas distintos, 70 decorados por construir y derribar, 900 hombres y mujeres trabajando como parte del equipo, y 200 de esos hombres que se pasaron meses en el desierto para limpiarlo de serpientes de cascabel, escorpiones y cactus.
"Teníamos cuatro equipos de cámaras trabajando al mismo tiempo en uno y otro sitio, y eras llevado de un escenario a otro y haciendo una cosa y otra. ¡Cuento de nunca acabar! Hicimos las principales tomas fotográficas ¡Durante seis meses! Y después otros seis meses se perdieron fotografiando los modelos a escala, las miniaturas para los efectos especiales", dijo Lynch en una entrevista.
También te puede interesar: Los rechazos que sufrió Guillermo del Toro antes de ganar el Oscar
Síguenos en Google News para más noticias