- 16 de julio de 2025
El atentado en Atlanta durante los Juegos Olímpicos de 1996 dejó dos muertos, más de 100 heridos y una injusticia mediática que cambió una vida para siempre.

En pleno desarrollo de los Juegos Olímpicos de Atlanta, una explosión sacudió el Parque Olímpico del Centenario e impactó al mundo entero. El evento, que reunía a miles de personas el 27 de julio de 1996, se convirtió en escenario de un atentado terrorista que dejó dos muertos y más de un centenar de heridos.
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El responsable fue Eric Rudolph, un extremista cristiano estadounidense con motivaciones ideológicas que abarcaban desde su oposición al aborto y la homosexualidad hasta su rechazo a lo que consideraba ideales "socialistas" promovidos por el evento deportivo. La bomba, compuesta por tubos rodeados de clavos, fue colocada en una mochila debajo de una banca cerca de una torre de sonido.
Richard Jewell: el guardia que salvó vidas
El nombre de Richard Jewell quedó grabado en la historia por su valiente accionar esa noche. Contratado temporalmente como guardia de seguridad, Jewell detectó la mochila sospechosa y alertó a las autoridades.
"Hay una bomba en el Parque Centenario. Tienen 30 minutos", decía la llamada anónima al 911 recibida poco después.

Gracias a su rápida intervención, la zona comenzó a ser evacuada. A las 1:25 a. m., la bomba explotó antes de que todos los presentes pudieran abandonar el área. Alice Hawthorne, de 44 años, murió al recibir un impacto de un clavo en el cráneo, y el camarógrafo turco Melih Uzunyol sufrió un infarto fatal mientras intentaba cubrir la explosión.
De héroe nacional a principal sospechoso
A pesar de su actuación heroica, Jewell pasó rápidamente de ser aclamado como salvador a convertirse en el principal sospechoso. La prensa, presionada por la necesidad de exclusivas, y el FBI, urgido por presentar resultados, lo señalaron sin pruebas sólidas. A las pocas horas, medios como CNN y el Atlanta Journal-Constitution difundieron su nombre como posible autor del atentado.
"El FBI sospecha que un guardia 'héroe' podría haber colocado una bomba", tituló el periódico local.
El periodista Dave Kindred incluso lo comparó con un asesino en serie: "Este es Richard Jewell".
Exoneración tardía y un legado de advertencia
La evidencia, sin embargo, lo exoneró. Jewell no pudo haber realizado la llamada al 911 ni poseía materiales para fabricar explosivos. Superó la prueba del polígrafo y, finalmente, el 26 de octubre de 1996, fue declarado inocente. Seis años después, Eric Rudolph fue arrestado, confesó su culpabilidad en éste y otros atentados, y fue condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
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Pese a su inocencia, la vida de Jewell nunca volvió a ser la misma. Pasó el resto de sus días en trabajos menores como policía rural, lejos del reconocimiento que merecía. Murió en 2007, a los 44 años, por una insuficiencia cardíaca.
El atentado y su eco en la historia
El ataque en Atlanta marcó un antes y un después en la seguridad de eventos internacionales. "Un acto de terrorismo puro", declaró el entonces presidente Bill Clinton. La continuidad de los Juegos, como en Múnich 1972, fue vista como una muestra de resiliencia global.
En 2019, Clint Eastwood llevó esta historia al cine con la película Richard Jewell, devolviendo algo de dignidad a quien fue víctima de uno de los errores más graves de la historia del periodismo moderno.

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