Un profesor de una secundaria de Irlanda, fue enviado a prisión por desacato luego de que el Tribunal Superior de Dublín le prohibiera impartir clases tras negarse a utilizar los pronombres correctos para dirigirse a un estudiante transgénero.
De acuerdo con medios internacionales, el maestro, identificado como Enoch Burke, fue arrestado el lunes por violar una orden judicial que le prohibía enseñar en la Escuela del Hospital Wilson en Westmeath, o incluso estar presente en el instituito.
El juez Michael Quinn encontró a Burke culpable de violar una orden dictada por el Tribunal Superior la semana pasada y lo envió a la prisión de Mountjoy, donde permanecerá hasta que el tribunal de nuevas órdenes.
Todo comenzó cuando el maestro que enseña historia, política y alemán en la escuela de Multyfarnham, condado de Westmeath, se negara a dirigirse a un estudiante en "proceso de transición" con el pronombre "they" que en inglés es neutro y se utiliza para "ellos o ellas" en vez de he (él).
La dirección del centro suspendió al profesor de empleo y sueldo en agosto, no obstante, Burke continuó asistiendo a la escuela y por ello los abogados de Wilson’s Hospital School solicitaron una orden judicial que ignoró en repetidas ocasiones.
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El viernes, el juez emitió una orden para arrestar a Burke luego de que lo encontraran sentado en un salón de clases vacío en la escuela.
El profesor fue detenido en la escuela el lunes y llevado directamente a la corte, donde le dijo al juez que no podía cumplir con la orden porque iba en contra de sus creencias.
“Soy maestra y no quiero ir a prisión. Quiero estar en mi salón de clases hoy, ahí es donde estaba esta mañana cuando me arrestaron. El transgenerismo está en contra de mi creencia cristiana. Es contrario a las Escrituras, contrario a la ética de la Iglesia de Irlanda y de mi escuela”, expresó.
Refiriéndose a su suspensión, el Burke dijo: “Es extraordinario y reprobable que las creencias religiosas de alguien sobre este asunto puedan ser tomadas como base para una acusación de mala conducta.
"Mis creencias religiosas no son mala conducta. No son faltas graves. Nunca lo serán. Son queridos para mí. Nunca los negaré ni los traicionaré, y nunca me inclinaré ante una orden que me obligue a hacerlo. Simplemente no me es posible hacer eso", concluyó.
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