Lavar el pollo puede ser peligroso para tu salud
Una práctica común en los hogares es la de lavar el pollo antes de cocinarlo con el supuesto fin de eliminar bacterias e impurezas en la carne de estas aves. La realidad es que esto puede ser contraproducente y dejar un ambiente lleno de microorganismos en la zona donde lavamos los trastes.
La mayoría de las personas que lavan el pollo crudo creen que están quitando los gérmenes o la capa viscosa de la carne de esta ave. Y aunque tienen razón al suponer que el pollo crudo a menudo está repleto de bacterias, como campylobacter o salmonella, lavarlo con agua no hace nada para combatir esto.
De hecho, lavar el pollo en realidad empeora este problema porque el agua corriente y las salpicaduras pueden propagar bacterias alrededor de los lavabos e incluso la ropa.
Las autoridades sanitarias sostienen que la única forma segura de eliminar las bacterias es cocinar el pollo a la temperatura adecuada, y estas reglas se extienden también a otros tipos de carne y pescado.
La temperatura mínima del pollo cocido debe ser de 74 grados centígrados, y una buena manera de determinar esa temperatura es usar un termómetro para carne.
Si no estás convencido y decides seguir lavando tu pollo, intenta no lavarlo al menos una vez para ver si realmente puedes notar una diferencia. Si la viscosidad es un problema, trata de limpiar el pollo con una toalla de papel.
Si decides continuar con tu hábito de lavado, deberás tomar medidas para desinfectar adecuadamente cualquier superficie con la que el líquido o las salpicaduras puedan haber entrado en contacto para evitar la contaminación cruzada, y lavarte bien las manos después de tocar carne cruda o cualquier alimento o utensilio que haya entrado en contacto con él.
