Guía para proteger a tu perro del calor extremo

Cuando suben las temperaturas, los perros —al igual que las personas— corren riesgo de sufrir golpes de calor, deshidratación y quemaduras en las patas. Sin embargo, con algunos cuidados básicos puedes proteger a tu mejor amigo de los efectos del clima extremo.

• Hidratación constante

Tu perro debe tener siempre agua limpia y fresca a su alcance. En días muy calurosos, cambia el agua varias veces y considera agregar cubos de hielo para mantenerla fría por más tiempo. También puedes ofrecerle snacks hidratantes como trozos de sandía o pepino (sin semillas ni cáscara).

• Evita los paseos en las horas más calurosas

El asfalto caliente puede quemar sus almohadillas. Toca el suelo con el dorso de tu mano: si tú no lo soportas, él tampoco. Lo ideal es sacarlo muy temprano por la mañana o después de las 7 de la tarde. Si tienes que salir, busca rutas con sombra y lleva agua para ambos.

• Refresca su espacio

Procura que su cama o zona de descanso esté en un lugar ventilado, con sombra. Puedes colocar toallas húmedas en el suelo o usar tapetes especiales para enfriarlo.¿

• Cuidado con los síntomas de golpe de calor

Si tu perro jadea en exceso, tiene encías muy rojas, dificultad para moverse, vómito o se desmaya, llévalo de inmediato al veterinario. No intentes bajarle la temperatura de golpe con hielo: es mejor envolverlo en toallas húmedas y frescas mientras llegas a consulta.

• No lo rapes, pero sí cepíllalo

Aunque parezca buena idea, cortar el pelo demasiado puede exponer su piel al sol. Mejor cepíllalo con frecuencia para retirar el pelo muerto y permitir que circule mejor el aire en su cuerpo.

• Usa protector solar para mascotas (sí, existe)

Especialmente si tu perro es de piel clara o tiene zonas con poco pelo —como hocico, orejas o abdomen—, puedes aplicarle bloqueador solar especial para perros. Consulta con tu veterinario qué producto es adecuado.

Con estos cuidados simples puedes hacer una gran diferencia para que tu perro disfrute el verano sin riesgos. Recuerda: ellos no pueden decirnos cuando están mal, pero sí podemos aprender a leer las señales y actuar a tiempo.

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