- 12 de marzo de 2025
Una sobreviviente revela las atrocidades de un centro de exterminio en Teuchitlán, Jalisco

Un estremecedor testimonio ha sacado a la luz las prácticas inhumanas dentro de un campo de exterminio en Teuchitlán, Jalisco, donde víctimas fueron sometidas a tortura, peleas forzadas por comida y tráfico de órganos. La información fue dada a conocer por Indira Navarro, líder del Colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, quien recibió una llamada anónima en la madrugada del 11 de marzo.
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La joven denunciante, identificada bajo el nombre ficticio de "María" para proteger su identidad, afirmó que pasó tres años cautiva en el rancho Izaguirre, donde fue testigo de atrocidades indescriptibles, incluyendo la participación de médicos en el tráfico de órganos y la complicidad de autoridades locales.
Más de una década de horror
Contrario a los reportes iniciales que señalaban que el sitio llevaba tres años en funcionamiento, María afirmó que el rancho Izaguirre ha operado desde 2012, comenzando con una simple malla alrededor del terreno y evolucionando en una estructura macabra de tortura y muerte.
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Según su testimonio, más de 1,500 personasfueron asesinadas en el lugar, muchas de ellas sometidas a castigos brutales.
"Si alguien lloraba o mostraba debilidad, lo desnudaban y lo arrojaban a los cerdos. Si no lograba protegerse, los animales lo devoraban poco a poco", relató María.
Otra de las formas de tortura consistía en obligar a los prisioneros a luchar entre sí en el lodo por un poco de comida. Los criminales observaban el espectáculo como si se tratara de un entretenimiento sádico, y quienes perdían eran ejecutados o sufrían castigos aún peores.

Tráfico de órganos y médicos coludidos
Uno de los aspectos más perturbadores del testimonio de María fue la presencia de médicos en el rancho. Según su relato, estos supuestos profesionales de la salud realizaban experimentos y seleccionaban víctimas para extraerles órganos.
La joven también afirmó que las autoridades locales estaban enteradas de lo que ocurría en el rancho y posiblemente colaboraban con el grupo criminal. Aunque Navarro prefirió no revelar nombres hasta obtener más pruebas, señaló que existe un alto nivel de impunidad que ha permitido que este tipo de lugares operen sin consecuencias.
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Explotación infantil y abusos sexuales
Otro de los elementos más escalofriantes del testimonio es que uno de los líderes del rancho le gustaban las niñas y pedía que se las llevaran para cometer actos de abuso. La sobreviviente también describió las precarias condiciones de vida en el rancho. Relató que dormían en el suelo sobre lonas dentro de un domo, hacinados en grupos de más de 200 personas, este punto ha coincidido con el de otros testigos que se han comunicado con Navarro.
La líder del colectivo ha exigido que las autoridades realicen una investigación profunda sobre los crímenes cometidos en Teuchitlán. Asegura que el gobierno de Jalisco conoce los hechos pero no ha tomado acciones contundentes. A pesar de la gravedad de las denuncias, las investigaciones adecuadas no se han realizado, lo que ha llevado a Navarro a considerar hacer público el testimonio de María.
"No queremos likes, queremos que la gente sepa la verdad sobre estos campos de exterminio."
Con el aumento de la violencia y la impunidad que permite la existencia de lugares como el rancho Izaguirre, la gran incógnita es: ¿cuántos más existen en el país? ¿Hasta cuándo seguirá esta barbarie sin castigo?
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