- 13 de abril de 2025
La muerte de dos jóvenes fotógrafos durante el festival AXE Ceremonia desató una fuerte crítica al sistema de contratación informal que predomina en el medio periodístico en México, donde más del 30% trabaja sin seguridad social ni derechos laborales.

Durante la cobertura del festival AXE Ceremonia en Ciudad de México (CDMX), los jóvenes fotoperiodistas Berenice Giles y Miguel Ángel Rojas perdieron la vida cuando una estructura metálica colapsó por los fuertes vientos. No estaban ahí como asistentes, sino como prensa. Sin embargo, su contratación no estaba registrada oficialmente. Esta tragedia abrió un doloroso debate sobre una realidad silenciada por años, la precariedad laboral en el periodismo mexicano.
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Con flores, veladoras y pancartas, colegas, familiares y amigos de los dos fotógrafos se reunieron a las afueras del Parque Bicentenario para exigir justicia. "El amor al arte se paga con muerte" y "Un festival no vale más que la vida de un periodista" se leían en las cartulinas que cargaban, mientras las puertas del lugar permanecían cerradas y marcadas con sellos de "Suspensión de Actividades".
Berenice y Miguel Ángel trabajaban para el medio independiente Mr. Indie, especializado en cobertura cultural y musical. Antes del accidente, lograron publicar en redes sociales algunas imágenes del evento, prueba de que estaban cumpliendo con su labor. Pero su muerte saco a la luz la pregunta de siempre: ¿quién garantiza los derechos de los periodistas independientes o freelance?
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Periodistas en la cuerda floja: sin contrato, sin seguro, sin protección
En México, ejercer el periodismo con pasión suele implicar renunciar a derechos laborales básicos. De acuerdo con datos de la Secretaría de Economía, la informalidad en el sector periodístico alcanzó el 35% para el tercer trimestre de 2024. Esto significa que más de uno de cada tres periodistas trabaja sin prestaciones, sin seguridad social y sin protección legal.
Aunque esta cifra está por debajo del promedio nacional de informalidad (54.6%), refleja una problemática profunda en un gremio que, paradójicamente, informa a la sociedad pero no tiene garantías mínimas para quienes lo conforman.
Los estados con mayor tasa de informalidad en este sector fueron Veracruz, Puebla, Tlaxcala, Tabasco y Jalisco, algunos incluso alcanzando el 100%. En contraste, entidades como Ciudad de México (16.7%), Zacatecas (18%) y San Luis Potosí (14.2%) registraron menores niveles, aunque la problemática persiste en todo el país.
Jornadas extenuantes, salarios bajos
La "Encuesta de Perfiles Demográficos, Laborales y Profesionales" 2023 reveló un dato contundente: el 60.7% de los periodistas mexicanos trabaja 49 horas o más a la semana. Es decir, jornadas de al menos 10 horas diarias. Sólo el 26.2% labora dentro del marco legal de entre 35 y 48 horas semanales.
Y a pesar de esa carga laboral, los sueldos no siempre corresponden con el esfuerzo. Según el estudio de Global Media Journal México, el 35.2% de los periodistas gana entre 9 mil y 15 mil pesos mensuales (entre uno y dos salarios mínimos). Otro 24.9% recibe menos de 9 mil pesos al mes.
Solamente un 6.1% percibe un ingreso superior a los 36 mil pesos mensuales, equivalente a cuatro salarios mínimos. En contraste, el Gobierno federal establece que los reporteros gráficos deberían recibir 624.30 pesos diarios, independientemente de su ubicación en el país. Sin embargo, esta cifra suele no respetarse en la práctica.
¿Hay empleo en el periodismo? Sí, pero no formal
Una pregunta común entre estudiantes de Comunicación y Periodismo es si realmente hay oportunidades laborales. La respuesta es sí... pero no siempre en condiciones dignas. Según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), esta carrera ocupa el lugar 23 entre las mejor remuneradas del país y tiene una tasa de ocupación del 95.9%. Es decir, casi todos los egresados logran insertarse en el mundo laboral. Sin embargo, el problema radica en la calidad de esos empleos.
Del total de quienes trabajan en el sector, el 76.4% lo hace en calidad de subordinado, mientras que un 16.9% labora por cuenta propia (freelance). Sólo un 1.3% trabaja sin recibir pago alguno, y apenas el 5.4% ocupa una posición como empleador. Este escenario evidencia una profunda desigualdad: la mayoría está subordinada a empresas o medios que, en muchas ocasiones, no ofrecen contrato ni seguridad social. El freelancer, por su parte, suele quedar completamente desprotegido.
El medio independiente: entre la libertad creativa y la ausencia de garantías
Medios como Mr. Indie, donde laboraban los fotoperiodistas fallecidos, representan parte de la cobertura cultural en México. Son espacios que apuestan por nuevos talentos, por enfoques alternativos, por la creatividad. Pero también enfrentan grandes retos económicos que, muchas veces, se traducen en falta de formalidad laboral.
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Este caso pone sobre la mesa la urgente necesidad de establecer lineamientos mínimos de seguridad y prestaciones para cualquier tipo de colaborador, incluso en los medios pequeños o independientes. La tragedia del AXE Ceremonia deja claro que la pasión por contar historias no debería costar la vida. Y que ningún medio, por más alternativo o emergente que sea, debe operar al margen de los derechos laborales.
Además de exigir justicia para Berenice y Miguel Ángel, los colectivos han propuesto la creación de protocolos de seguridad para coberturas en eventos masivos, así como la incorporación obligatoria de seguros contra accidentes y contratos temporales cuando se trate de colaboraciones freelance.
Una tragedia que no puede repetirse
La muerte de dos jóvenes apasionados por la fotografía y el periodismo no puede quedar como una anécdota trágica más. Es un llamado de atención para toda la industria de los medios en México. Desde los grandes corporativos hasta los portales independientes, es tiempo de reconocer que el trabajo periodístico no puede seguir sustentándose en la informalidad, la precariedad y el sacrificio personal.
Garantizar condiciones laborales dignas para quienes informan no es sólo un acto de justicia; es una condición necesaria para fortalecer la democracia y el derecho a la información.
Porque ninguna nota, ninguna foto, ningún evento vale más que la vida de quienes se dedican a contarla.
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