- 01 de octubre de 2024
Una noche de domingo se transformó en una experiencia inolvidable cuando una mujer embarazada entró en labor de parto en un autobús.
Para Anabel Reyes Espejo, una enfermera que abordó el autobús número 501 de la línea Astro-Terranova en Chocaman, Veracruz la noche del domingo prometía ser como cualquier otra. Sin embargo, esa rutina se rompió cuando los pasajeros comenzaron a pedir alcohol de manera urgente. Anabel pronto se dio cuenta de que una mujer embarazada estaba a punto de dar a luz, transformando el viaje en una emergencia médica.
Anabel cuenta cómo fue testigo de esta situación extraordinaria: "Abordé en el municipio de Chocaman. Era domingo, y como es habitual, había muchas actividades y el autobús estaba lleno. Todo iba bien hasta que empezaron a gritar '¡alcohol, alcohol!'. Entonces supe que algo estaba pasando. Escuché a alguien decir '¡aquí hay una enfermera!' y me dirigí rápidamente hacia la mujer embarazada, quien estaba claramente en labor de parto con contracciones fuertes".
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La mujer, identificada como Reyna, de 39 años y originaria de Zentla, estaba en camino de dar a luz a su quinto hijo. Anabel recordó su entrenamiento y se puso en acción inmediatamente. "Me acerqué a la señora y le pregunté cómo se sentía, cuántos embarazos había tenido y si habían sido cesáreas o partos naturales. Al saber que era su quinto embarazo y que todos habían sido partos naturales, supe que el bebé podía nacer en cualquier momento y tenía que preparar la zona para el parto".
El ambiente en el autobús se llenó de tensión y expectativa. Los pasajeros, lejos de entrar en pánico, comenzaron a colaborar. "La gente me apoyaba en todo. Estaba nerviosa, pero sabíamos que el bebé iba a nacer en cualquier momento. Incluso alguien sugirió que el bebé se llamará Astro", recuerda Anabel con una sonrisa.
En medio del caos controlado, un enfermero del sanatorio Fátima, llamado Carlos, subió al autobús para asistir en el parto. "El autobús se detuvo y alguien gritó que había un enfermero. Carlos se subió justo a tiempo para ayudar. Cuando Reyna dio un fuerte grito, supe que la cabeza del bebé estaba ya muy visible. Le pedí al conductor que se orillara en un lugar seguro. En ese momento, la bebé nació y lloró al instante. La estimulé y todos en el autobús celebraron como si fuera una porra", relata Anabel con emoción.
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Una vez que la bebé nació, se trasladaron rápidamente al hospital civil Yanga, donde madre e hija fueron atendidas y se reportaron en buen estado de salud. "Fue un alivio enorme cuando llegamos al hospital y los médicos confirmaron que ambas estaban bien. Fue una experiencia increíble y estresante a la vez, pero ver a esa pequeña bebé sana hizo que todo valiera la pena", concluyó Anabel.
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