José, el náufrago que sobrevivido 438 días en el mar

Para sobrevivir en el medio del mar se hace lo que sea: incluso si ese "lo que sea" es comer pescado crudo y aves, y beber la propia orina o la sangre de tortugas. El relato de José Salvador Alvarenga, la historia que cuenta este pescador salvadoreño radicado en México, se parece más a una novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez, que a la realidad de un hombre humilde.

En noviembre de 2012, Alvarenga salió del estado de Chiapas, al sureste de México; presuntamente, iba a cazar tiburones, en compañía de un joven, Ezequiel Córdoba. Como lo registró la revista Semana en ese momento, el salvadoreño, residente ilegal en territorio mexicano, se dedicaba a la pesca. 

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Sangre de tortugas y gaviotas

Los dos hombres salieron y nunca regresaron. La búsqueda de los rescatistas y amigos se mantuvo por algunos días, pero -como suele suceder en estos casos- los dieron por muertos y cesó la pesquisa entre las aguas. Pero la pelea de Alvarenga contra el mar -siempre con base en su confesión- apenas comenzaba. 

Una tormenta sorprendió a los pescadores, hasta que se rompió el motor de la embarcación. Aunque parezca de película, las provisiones se acabaron. Según Alvarenga, pudieron mantenerse vivos al comer pescado crudo y aves, y al beber sangre de tortugas y gaviotas. 

Córdoba, supuestamente debido a una intoxicación, decidió dejar de alimentarse y falleció a los cuatro meses. De acuerdo con la declaración del pescador, mantuvo el cuerpo a bordo, hasta que decidió lanzarlo al mar. Posteriormente la familia de Córdoba lo acusó de canibalismo con el cuerpo del joven.

Días de desesperación, noches de incertidumbre. Tal como lo indicó Alvarenga, hasta pensó en suicidarse. Pudo arribar a las Islas Marshall luego de más de 430 días de penurias. Su recorrido, de más de 10 mil kilómetros, terminó en la arena del atolón Ebón. Tenía el cabello largo y estaba semidesnudo. 

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Las dudas persisten

Los medios de comunicación se hicieron eco de este testimonio. Habría pruebas de su recorrido, tales como el nombre de la embarcación, "Camaroneros de la Costa", y lo que manifestaron científicos sobre el recorrido y las corrientes marinas, resaltó en su momento La Prensa de Honduras.

La noticia de Alvarenga recorrió el mundo. Gracias a la difusión del caso, sus familiares lo reconocieron. Convirtió su testimonio en un libro. Pero las dudas siguen marcando su historia: ¿Cómo soportó el sol y la intemperie? ¿Qué hizo para no perder peso? Doce años después, las olas siguen guardando sus secretos. 

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