- 01 de octubre de 2024
González Bocanegra y la mujer que lo obligó a componer el Himno Nacional
Francisco González Bocanegra, un hombre descrito como brillante y tímido, jamás imaginó que su mayor legado no serían sus versos románticos, sino la composición de una de las obras patrióticas más importantes de México: el Himno Nacional. Aunque él mismo se consideraba un poeta de emociones íntimas, su destino lo llevó a escribir líneas que honran la defensa de la patria.
A lo largo de su vida, González Bocanegra se dedicó a la poesía romántica, un estilo en el que exploraba el amor y las emociones personales. Sin embargo, su lugar en la historia no se debió a estos versos, sino a una pieza que contrastaba por completo con su estilo habitual: el himno nacional de México, una obra épica y bélica que hoy resuena en actos oficiales y eventos deportivos.
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En noviembre de 1853, México atravesaba un periodo de gran inestabilidad política y militar. El presidente de ese entonces, Antonio López de Santa Anna, convocó a un concurso para la creación de un himno que enardeciera los corazones mexicanos. González Bocanegra, aunque reacio, fue persuadido de participar en el concurso por su novia, Guadalupe González del Pino, quien jugó un papel clave en la creación de la obra.
La mujer detrás del Himno Nacional
La historia cuenta que, ante la negativa de Francisco para escribir el himno, Guadalupe decidió encerrarlo en una habitación de su casa, ubicada en Santa Clara (hoy Tacuba 48, en el centro de la Ciudad de México), hasta que accediera a componer las estrofas. Bajo presión, Bocanegra trabajó intensamente, dando vida a lo que se convertiría en una de las piezas más emblemáticas del país.
El 3 de febrero de 1854, la obra de Francisco González Bocanegra fue seleccionada entre 24 propuestas como ganadora del concurso. El jurado, compuesto por figuras notables como el escritor José Bernardo Couto, el poeta y médico Manuel Carpio, y el periodista José Joaquín Pesado, consideró que las estrofas de Bocanegra representaban con fuerza y pasión los ideales patrios.
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La composición de González Bocanegra consistió en diez estrofas en octavas italianas y una cuarteta para el coro, que al día de hoy siguen siendo entonadas con fervor en ceremonias oficiales, evocando el espíritu de resistencia y defensa de la nación.
Así, irónicamente, el poeta que se dedicaba a plasmar sus sentimientos más íntimos en el papel quedó inmortalizado no por su poesía romántica, sino por un himno que exalta el honor y la valentía de la patria mexicana.