¿Te ha pasado que tu vuelo sufra un retraso, que debas formarte de pie un largo rato para documentar, estar sentado por horas con los oídos tapados, enfrentarte a la temible turbulencia y llegar extremadamente cansado a tu destino? Ahora, imagina esto siendo apenas un bebé que no ha desarrollado las herramientas cognitivas para alcanzar a entender todo lo que está sucediendo.
La usuaria estadounidense Morgan Lee, subió recientemente un video a su cuenta en Tiktok. En el video aparece sentada en un vuelo de avión y de fondo se escucha el llanto de un pequeño. Lo que causó revuelo fue el comentario que dejó sobre éste:
“¿Por qué aún no existe algo cómo vuelos solo para adultos? yo pagaría MUCHO dinero”, señaló la mujer.
Aunque la mujer aparece riendo en el video, la impresión de los usuarios no fue del todo festiva, suscitando un debate en los comentario donde hubo opiniones divididas y varias críticas:
“Porque los bebés también son personas que aún no pueden controlar sus emociones“. “Sí existen, son los vuelos privados“. “Como padre estoy 100% de acuerdo. Me gustaría estar en un vuelo sin recibir miradas juiciosas o quejidos de personas irritables a las que no les gustan los niños”, señalaron.
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Es importante tomar en cuenta que las infancias son parte de nuestro desarrollo como humanidad y merecen el mismo trato empático y tolerante que cualquier ser humano, existe cierto discurso que tiende a colocar a los niños en un nivel inferior al de los adultos, comparándolos con mascotas.
Sucede que respetar el desarrollo de los infantes en el espacio público no es un debate que se resuelve por el gusto o disgusto hacia los pequeños, la dignidad humana de los niños no está a merced de que el público legitimice su conducta, aún si puede presentarse irritable en algunos contextos.
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La responsabilidad social de los adultos es instruir a los pequeños a través de nuestras propias conductas. Un infante aprenderá a reaccionar directamente por la forma en que los adultos a su alrededor reaccionan frente al estrés, pues como adultos se espera que tengamos las herramientas emocionales o en su caso la posibilidad de desarrollar nuestra tolerancia ante la frustración.
Decir que no nos gustan los niños es un discurso que promueve la intolerancia, y a su vez es una manera de no responsabilizarnos sobre nuestra propia respuesta a la frustración. Ahora lo sabes, la próxima vez que te enfrentes a esta situación puedes preguntarte: ¿Qué me gustaría mostrarle a este niño, frustración o paciencia?
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