- 13 de septiembre de 2024
Los rostros de la tragedia salen poco a poco a la luz. Por ahora se conocen ya algunas historias de estos seres humanos que valientemente intentaron cruzar la frontera con Estado Unidos en busca de una vida mejor.
La últimas cifras marcan que fueron 53 los inmigrantes que murieron asfixiados dentro de un tráiler destinado al transporte de mercancía, el cual fue descubierto este lunes 27 de junio en el pueblo de San Antonio, Texas.
En el llamado "tráiler de la muerte", los migrantes viajaban sin agua ni comida, hacinados en un calor extremo y cubiertos de un condimento para carne que servía para burlar a los perros policía. El tráiler superó en total dos retenes sin ser detenido.
Familiares de las víctimas han identificado a algunos de sus seres queridos y han hablado un poco acerca de las historias y la identidad de estas personas que se vieron obligadas a migrar de su lugar de origen.
De las 53 víctimas mortales, se ha identificado hasta este miércoles 29 de junio que 27 eran de México, 14 de Honduras, siete de Guatemala y dos de El Salvador.
Dos menores de edad se cuentan entre las pérdidas de esta tragedia humana: Sus nombres son Pascual Melvin Guachiac Sipac y Juan Wilmer Tulul Tepaz. Los adolescentes eran primos e iniciaron juntos el mortal viaje hacia Estado Unidos desde el pueblo indígena de Nahualá, en Guatemala, perteneciente al departamento de Sololá
La madre de Melvin Huachiac narró que su hijo partió de su hogar en el país centroamericano hace aproximadamente 15 días. Su motivo para partir fue la pobreza y la búsqueda de mejores oportunidades. Sin hablar muy bien el español, la mujer indígena no supo expresar a los medios cómo se enteró que su hijo se contaba entre los muertos.
Otras de las víctimas fueron Margie Paz y Alejandro Caballero, una pareja hondureña que llevaba 10 años junta y subía a Tiktok los videos sobre la historia de su relación. La pareja viajaba con Fernando José Redondo Caballero, hermano de Alejandro Caballero, quien también falleció,
Adela Betulia Ramirez es el nombre de otra de la víctimas, también hondureña, quien tenía ya a toda su familia viviendo ilegalmente en Estado Unidos. Su madre había pedido que fuera con ella.
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