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Abuelita deja tablas de ouija a sus familiares en su funeral: "Sígamos en contacto"
Lamentablemente, la mujer de la tercera edad murió de cáncer a sus 81 años de edad, sin embargo, antes de morir, mandó a hacer las tablas de ouija para dejar un bonito recuerdo que a más de uno le sacó una sonrisa en su funeral
Afrontar la muerte de un ser querido suele ser todo un reto para cualquier persona, sin embargo, a veces los mismos familiares que hemos perdido, son quienes se encargan de decirnos que su muerte quizás no sea un adiós sino más bien un hasta pronto, y prueba de ello es el caso de una abuelita quien dejó en su funeral una ouija para que su familia se comunique con ella en el más allá.
Gracie Perryman, una estudiante de 20 años, fue quien contó en su cuenta de Twitter el inesperado regalo que recibió su familia por parte de su abuelita Jodie Perryman, quien lamentablemente falleció el pasado 18 de octubre en Breckenridge, Texas.
De acuerdo con medios locales, la mujer de la tercera edad, murió de cáncer a los 81 años. Al saber que su muerte estaba próxima, la abuelita preparó tablas de ouija para los invitados a su funeral, con la esperanza de que se llevaran un grato recuerdo de ella y ¿por qué no? intentaran comunicarse con su alma o espíritu en el reino de los muertos.
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La Ouija también incluía una fotografía de Perryman sacando la lengua y haciendo señas con sus manos, junto a la frase "¡sigamos en contacto!".
En entrevista para el medio Today, la joven confesó que el regalo de su abuela fue algo "histérico", sin embargo, toda la familia aseguró que el obsequio iba acorde a su sentido del humor y su forma de vivir.
La joven describió a su abuela, que solía trabajar en el comercio minorista, como un "petardo" que podía "burlar a cualquiera".
"Era divertidísima. Tenía un gran sentido del humor y un gran corazón. Ella amaba a su familia. Y solo cuidaba a las personas que la rodeaban. Era una gran mujer", expresó.
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"'¿Qué diablos es esto?'", pensó la joven cuando abrió el regalo en el funeral. Y luego, unos segundos después, dijo que la risa estalló en la sala de unas 30 a 40 personas porque todos también estaban abriendo sus regalos.
"Todo el mundo se estaba muriendo, riéndose. Fue gracioso", dijo.
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