- 05 de septiembre de 2025
Más de la mitad de los ministros de la Suprema Corte y magistrados del Tribunal Electoral tienen familiares en cargos públicos, un fenómeno que evidencia nepotismo en la nueva era del Poder Judicial.

Este primero de septiembre de 2025, los principales medios de comunicación en México destacaban el inicio de una "nueva era" en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Sin embargo, la asociación civil Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) matizó esa frase: sí inicia una nueva era, pero la del nepotismo, una de las caras más visibles de la corrupción en México.
Según la investigación de MCCI, el 56% de los nuevos ministros de la SCJN tienen al menos un familiar con cargos públicos o contratos con el gobierno. La tendencia se replica en otros órganos del Poder Judicial: en el recién creado Tribunal de Disciplina Judicial (TDJ), el 60% de sus integrantes tiene familiares en puestos públicos, y en la Sala Superior del Tribunal Electoral, el porcentaje alcanza el 71%.

Suprema Corte de Justicia: vínculos familiares al frente del máximo tribunal
De los nueve integrantes de la SCJN —actualmente reducida de 11— cinco ministros tienen familiares en el gobierno, sumando 11 vínculos identificados por MCCI. Uno de los casos más notorios es el de Lenia Batres Guadarrama, quien concentra seis familiares en cargos públicos:
Exesposo: Ulises Lara López, titular de la Fiscalía General de la República en Morelos.
Hijo: Emiliano Batres Guadarrama, jefe de departamento en el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC).
Hermano: Martí Batres Guadarrama, director general del ISSSTE.
Hermana: Valentina Batres Guadarrama, diputada local en la Ciudad de México.
Cuñada: Daniela Cordero Arenas, titular del Fondo para el Desarrollo Social de la CDMX.
Tío: Alejandro Bichir Batres, embajador de México en Panamá de 2023 a 2024.

Otros ministros con vínculos familiares incluyen:
María Estela Ríos González, cuya hija es magistrada del Tribunal Federal de Justicia Administrativa.
Arístides Rodrigo Guerrero García, con madre y hermano trabajando en instituciones públicas.
Sara Irene Herrerías Guerra, pareja vinculada a la Fiscalía General de la República.
Yasmín Esquivel Mossa, cuyo esposo dirige empresas que han recibido contratos millonarios de gobiernos morenistas.

Tribunal de Disciplina Judicial: vigilantes con lazos familiares
El TDJ, encargado de supervisar la ética de los jueces y magistrados federales, también refleja esta problemática. De sus cinco miembros, tres presentan vínculos familiares con funcionarios públicos, según MCCI:
Bernardo Bátiz Vázquez, con hija, nieto y yerno en distintos puestos del Poder Judicial y la Secretaría de Seguridad.
Eva Verónica de Gyvés Zárate, con esposo, hermano y sobrinos en funciones públicas.
Rufino H. León Tovar, con hija en el Tribunal de Justicia Administrativa de la Ciudad de México.

Sala Superior del Tribunal Electoral: nepotismo en casi tres de cada cuatro magistrados
De los siete magistrados que integran la Sala Superior, cinco tienen familiares en cargos públicos, un 71% del total:
Mónica Aralí Soto Fregoso, con esposo, hermano y padre en puestos de asesoría judicial.
Claudia Valle Aguilasocho, hermano en el Consejo de la Judicatura Federal.
Felipe Alfredo Fuentes Barrera, hijo en la Consejería Jurídica de Quintana Roo.
Gilberto de Guzman Bátiz García, esposa jueza en Chiapas.
Janine M. Otálora Malassis, hijo en el Tribunal Electoral.

¿Qué es el nepotismo?
El nepotismo es la utilización de un cargo público para asignar empleos a familiares o amigos, asegurándoles ingresos públicos al margen del mérito o capacidad. Este fenómeno permite que familias con poder extiendan su influencia sobre recursos y puestos en el gobierno, consolidando estructuras de privilegio y favoreciendo la captura del Estado.
Según expertos, tener un familiar en el gobierno no siempre es nepotismo, pero sí es un indicio relevante, especialmente cuando los cargos se asignan sin transparencia ni evaluación de competencias.
Mientras los medios celebran la "renovación" del Poder Judicial, los datos de MCCI revelan que la SCJN, el TDJ y la Sala Superior del Tribunal Electoral reflejan los mismos patrones de concentración familiar y privilegio que la sociedad esperaba dejar atrás. La "nueva era" parece, más que un cambio de fondo, una continuidad de los viejos vicios de la política mexicana: nepotismo y corrupción disfrazados de modernidad judicial.
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