- 07 de junio de 2025
Lo que comenzó como un proyecto desechado por la industria se convirtió en la primera película animada mexicana en abrir el FICG 2025.

"Todo está configurado para que nunca se haga una película stop motion en México. Todo." Así de contundente fue una de las frases que marcaron la conferencia de prensa que ofrecieron Roy y Arturo Ambriz, directores de Soy Frankelda, en el marco del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG).
Y sin embargo, allí estaban: inaugurando el festival con su ópera prima, convertidos en pioneros de la animación mexicana con técnica stop motion.
El proyecto que empezó como un PDF para Warner terminó por convertirse en una serie animada con vida propia. "Frankelda empezó siendo un PDF [...] De ahí pasó a ser algo prácticamente cancelado," compartieron.
El piloto de apenas cuatro minutos logró una conexión emocional inesperada con el público. "Le encantó a la gente, empezó a ver fan art, cosplay, fan fiction..." Esa respuesta, dicen, fue lo que impulsó su desarrollo, que incluso contó con todo el apoyo del cineasta Guillermo del Toro.

Una película que nace del rechazo
Más que una excepción, Soy Frankelda se presenta como una respuesta a la imposibilidad —a esas veces que, aunque todo esté en tu contra, decides insistir. "Desde el día uno de la carrera nos dijeron: ´Nadie les va a dar un peso´. Nadie los va a dejar dirigir. [...] ¿Quieren estudiar esta carrera? Sepan eso desde el día uno," contaron los cineastas, rememorando sus años de formación.
En lugar de resignarse, adoptaron lo que llamaron un "instituto de supervivencia", una mentalidad que no solo los llevó a terminar la película, sino a visualizar al menos "las siguientes 15 películas".
La resiliencia de los hermanos Ambriz no solo está en su método, sino también en la narrativa de Soy Frankelda: una historia ambientada en el siglo XIX sobre una escritora silenciada, arrastrada al mundo de sus propios monstruos. En sus palabras, esta película es una carta de amor a la imaginación y a quienes se atreven a contar historias desde las márgenes.

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Una voz femenina, desde la admiración
La película también es un homenaje a las creadoras invisibilizadas. En la conferencia, mencionaron a Mary Shelley como una influencia directa: "No se le atribuye tanto, pero casi casi ella inventó el género de la ciencia ficción." La protagonista, Frankelda, representa esa misma fuerza creativa: una escritora que merece ser escuchada.
Las mujeres en su vida —madre, esposas, colegas— son una presencia constante: "Estamos rodeados de mujeres muy poderosas y maravillosas." Y fue precisamente esa admiración por el arte lo que dio forma a la relación central de la película: "Cuando una relación se basa en la admiración del arte y de las ideas es poderosa."
Un hito para el cine mexicano
Soy Frankelda no solo abrió el FICG, también fue seleccionada en los festivales de Annecy y Fantasia, dos de los espacios más prestigiosos a nivel mundial para la animación y el cine de género. Como dijeron los propios Ambriz: "Durante años soñamos con contar historias que salieran del corazón de México hacia el mundo [...] es una motivación para seguir creyendo en que lo imposible se puede crear."
Esa emoción se sintió no solo en las palabras, sino también en la exposición montada en el Conjunto Santander de Artes Escénicas, que presentó marionetas, sets y arte conceptual del filme. Una muestra tangible del trabajo minucioso que implica una producción en stop motion, donde cada segundo de película es el resultado de incontables horas de dedicación artesanal.

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El futuro después de Frankelda
Con el respaldo simbólico de Guillermo del Toro como mentor, pero con un liderazgo enteramente propio, los hermanos Ambriz no solo están haciendo historia, están abriendo camino para próximas generaciones de cineastas. Ellos mismos lo dijeron: Soy Frankelda es apenas el inicio. La independencia creativa, la resistencia y la reivindicación de la imaginación como motor narrativo son el núcleo de su propuesta.
En sus palabras, "De nosotros depende salir adelante, no hay nada que nos ayude." Y aún así, lo lograron. Hoy, Soy Frankelda no es solo la primera película mexicana en stop motion, sino un manifiesto animado de que las historias valen, incluso cuando nadie cree en ellas.
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