- 22 de enero de 2025
Las llamas amenazan a comunidades enteras al norte de Los Ángeles. Autoridades y bomberos enfrentan condiciones extremas mientras miles de residentes abandonan sus hogares.
Un incendio forestal, conocido como Hughes, desatado al norte de Los Ángeles, ha obligado a las autoridades a emitir órdenes de evacuación para más de 31,000 personas. Alimentado por intensos vientos de Santa Ana y una sequía que ha persistido durante meses, el fuego se ha extendido rápidamente por más de 32 kilómetros cuadrados, poniendo en jaque a comunidades enteras y llevando al límite la capacidad de respuesta de los equipos de emergencia.
El incendio se desató este miércoles en las cercanías de Castaic Lake, a unos 80 kilómetros de Los Ángeles. En cuestión de horas, las llamas consumieron vastas áreas de vegetación seca, avanzando a un ritmo alarmante. Las condiciones climáticas, caracterizadas por fuertes ráfagas de viento de hasta 100 kilómetros por hora y temperaturas elevadas, han convertido la región en un polvorín.
El Departamento de Bomberos del Condado de Los Ángeles ha descrito la situación como una "amenaza inminente para la vida", instando a los residentes a seguir las órdenes de evacuación. A pesar de los esfuerzos masivos, el fuego continúa propagándose y amenaza con destruir más hogares y comunidades.
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Evacuaciones masivas
La evacuación obligatoria afecta a unas 31,000 personas, mientras que otras 19.000 han recibido advertencias de desalojo. Entre los evacuados se encuentran familias completas que han abandonado sus hogares con solo lo esencial.
Además, cerca de 2,000 estudiantes fueron evacuados de sus escuelas para garantizar su seguridad, según informó el superintendente escolar Bob Brauniesen. La preocupación también se extiende a los centros penitenciarios de la región, donde permanecen 4,700 reclusos. Organizaciones como la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) han solicitado acciones inmediatas para evacuar estas instalaciones.
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Esfuerzos titánicos de los bomberos
Más de 1,100 bomberos han sido desplegados para combatir el incendio Hughes, apoyados por helicópteros y aviones que realizan constantes descargas de agua y retardantes. Sin embargo, el terreno accidentado y las condiciones climáticas extremas dificultan las labores de contención.
El impacto del incendio no se limita a las áreas residenciales. Una de las principales autopistas que conecta el norte con Los Ángeles ha sido cerrada debido al peligro que representa el fuego. Esto ha generado caos en el tráfico y complicaciones para quienes intentan evacuar la zona.
Las autoridades locales han intensificado los llamados a los ciudadanos para que abandonen el área lo antes posible. "Hemos visto las trágicas consecuencias de ignorar las órdenes de evacuación en incendios anteriores", advirtió el sheriff Robert Jensen. "No queremos repetir esa devastación en nuestra comunidad".
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