- 11 de septiembre de 2024
Un reciente estudio revela que la tecnología, en particular los celulares, están alterando nuestro ritmo circadiano del sueño
Diversos elementos de la tecnología moderna, como los teléfonos inteligentes, emiten luz que interactúa de manera significativa con nuestro ritmo circadiano. Esta luz tiene principalmente dos efectos en nuestro reloj biológico: lo ajusta y modifica su amplitud o intensidad. Al observar los niveles de melatonina, una hormona clave en la regulación del ritmo circadiano, podemos identificar qué factores están afectando nuestro reloj interno.
Numerosos estudios han demostrado que la luz artificial intensa suprime la producción de melatonina en los seres humanos. Resulta interesante destacar que la luz artificial muy brillante se utiliza en terapias específicas. Este enfoque, conocido como fototerapia, puede ayudar a las personas con relojes biológicos retrasados a despertarse y dormirse más temprano.
La intensidad de la luz utilizada en la fototerapia es considerablemente mayor que la emitida por las pantallas que empleamos diariamente. Un estudio realizado en 2014 comparó los niveles de melatonina y la calidad del sueño en personas que leían un libro físico o uno electrónico antes de acostarse. Se descubrió que aquellos que leían el libro electrónico tenían niveles más bajos de melatonina
Además, existen pruebas que indican que utilizar pantallas brillantes durante 1,5 horas o más reduce el incremento natural de melatonina durante la noche, y este efecto puede agravarse después de varias noches. Sin embargo, según el Dr. Cele Richardson de la Universidad de Australia Occidental, esto no parece traducirse en un aumento del tiempo necesario para conciliar el sueño.
Los niveles reducidos de melatonina tienen varios efectos en el cuerpo y están estrechamente relacionados con el ciclo de sueño-vigilia. Aunque no se conoce con certeza cómo afectan exactamente las cantidades reducidas de melatonina a la calidad del sueño.
Existen numerosos estudios que examinan la relación entre el uso de la tecnología y la calidad del sueño, así como el tiempo necesario para conciliar el sueño. Aunque algunos encuentran una correlación entre el tiempo pasado frente a la pantalla y el sueño, estas correlaciones suelen ser débiles y no demuestran que dicho aumento cause problemas para conciliar el sueño.
Un estudio realizado en 2014 reveló que, en promedio, los participantes que leían libros impresos se dormían 10 minutos antes que aquellos que leían libros electrónicos. Otros estudios han comparado a personas que utilizan productos que reducen la luz azul de las pantallas con usuarios regulares de pantallas. Estos estudios han encontrado una diferencia de solo 3 a 4 minutos en el tiempo necesario para conciliar el sueño.
En conclusión, la tecnología, particularmente la luz artificial, tiene un impacto en nuestro ritmo circadiano, lo cual se refleja en los niveles de melatonina después de usar pantallas. No obstante, aún no está claro qué efecto exacto tiene esto en nuestro sueño.
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