- 11 de septiembre de 2024
En Afganistán, los talibanes han retomado el poder y se teme que vuelvan prácticas que violan los derechos humanos, como la Bacha Bazi, donde los niños sirven de entretenimiento para la clase alta; este reprobable acto era bastante común en la década de los 90. Sumado a la Sharia, la ley islámica que otorga pocos derechos a las mujeres.

Desde el pasado domingo 15 de agosto, Afganistán -un país de Asia central ubicado entre Pakistán e Irán- es controlado nuevamente por los talibanes, un grupo fundamentalista e islámico que se rige por la ley Sharia y que permite prácticas que violan los derechos humanos.
Con el regreso de los talibanes, las mujeres temen perder los pocos derechos que ganaron en los últimos años y los niños ser víctima de la Bacha Bazi, una práctica que normaliza el abuso sexual contra los menores de edad a manos de las castas más favorecidas.
En los años 90, cuando los talibanes controlaban Afganistán, los niños y adolescentes (de entre 10 y 18 años) eran usados en la Bacha Bazi, una serie de fiestas donde son vestidos como mujeres y obligados a tener relaciones sexuales con los líderes.

La Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán (AIHRC, por sus siglas en inglés) cuenta con registros de este modus operandi: los niños son llevados a fiestas o bodas, algunos disfrazados como mujeres, para luego ser llevados a hoteles o casas donde sufren de abuso sexual; en ocasiones, las violaciones son tumultuarias.
Esta práctica surgió a raíz de las constantes guerras que ha sufrido Afganistán, ya que los generales abusaban de los reclutas más jóvenes al encontrarse lejos de sus esposas; lamentablemente, ésta se normalizó y se sigue practicando hasta nuestros días, pese a su prohibición en 2017.

La AHIRC asegura que esta práctica se ha mantenido a causa del rezago en que viven los afganos, 40 de cada 100 viven en pobreza extrema, ya que los líderes talibán suelen ofrecer fuertes cantidades de dinero por los jóvenes que serán usados en la Bacha Bazi.
El retorno de los talibanes también ha significado un duro golpe para las mujeres, quienes han perdido libertades básicas (como el derecho a reunirse, a estudiar o a ejercer una profesión), además de que por la Sharia pueden ser condenadas a latigazos o lapidaciones públicas.
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