- 18 de enero de 2025
Con la prohibición del colorante rojo número 3, crece la polémica en torno a otros aditivos alimenticios comunes.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) decidió prohibir el uso del colorante rojo número 3, un aditivo presente en alimentos, bebidas y medicamentos. Este hecho ha comenzado a cuestionar a otros colorantes artificiales, como el rojo número 40, el amarillo número 5, y el azul número 1, entre otros. Aunque estos aditivos son aprobados por la FDA, las investigaciones apuntan a posibles riesgos para la salud.
El colorante rojo número 3, químicamente conocido como eritrosina, es un derivado del petróleo que proporciona un intenso tono cereza. Este aditivo ha sido objeto de críticas desde hace más de 30 años, cuando estudios en animales revelaron que podía causar cáncer. La cláusula Delaney de la Ley Federal de Alimentos, Medicamentos y Cosméticos prohíbe aprobar aditivos que provoquen cáncer en animales o humanos. Sin embargo, el rojo número 3 permaneció en productos ingeribles hasta que una petición en 2022 obligó a la FDA a actuar.
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Ahora, mientras los fabricantes tienen hasta 2027 para reformular alimentos y medicamentos que contengan este colorante, la atención se centra en otros aditivos ampliamente utilizados y sus posibles efectos adversos.
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Los colorantes: ¿Son seguros?
El rojo número 40, otro derivado del petróleo, se ha considerado una alternativa más segura al número 3. Sin embargo, estudios recientes advierten que el cáncer no es la única preocupación. Investigaciones han sugerido posibles vínculos entre este aditivo y el desarrollo de tumores en animales, además de contener benceno, un carcinógeno conocido.
Otros colorantes tampoco quedan exentos de cuestionamientos. El azul número 1, por ejemplo, se ha relacionado con retrasos en el desarrollo y daño a las células nerviosas en animales. Por su parte, el amarillo número 5 puede provocar irritabilidad y problemas de sueño en niños sensibles. Incluso pequeñas cantidades de este colorante han demostrado afectar el comportamiento infantil.
Según un estudio de 2021 realizado en California, el consumo de estos colorantes podría tener efectos acumulativos, particularmente en niños, quienes son más vulnerables debido a su etapa de desarrollo y a su exposición frecuente a productos de colores brillantes.
¿Qué dicen los expertos?
El Dr. Thomas Galligan, del Centro para la Ciencia en el Interés Público (CSPI), destaca que los estudios realizados en décadas pasadas no abarcan el impacto neuroconductual de los colorantes. Asimismo, subraya que investigaciones más recientes han demostrado la necesidad de reevaluar los niveles considerados seguros de exposición a estos aditivos.
"Los consumidores no deberían cargar con la responsabilidad de analizar cada etiqueta de ingredientes. Es el trabajo de la FDA garantizar que los alimentos sean seguros", enfatiza Galligan.
Además, California tomó medidas concretas al prohibir el uso de colorantes como el rojo número 40 en alimentos vendidos en escuelas públicas, tras encontrar vínculos entre estos aditivos y problemas neuroconductuales en niños.
Un aspecto alarmante es el posible efecto acumulativo de los colorantes en el organismo. Estudios en animales han demostrado que incluso exposiciones a corto plazo durante el embarazo pueden tener repercusiones en las crías a largo plazo. Esto plantea dudas sobre los riesgos de una exposición prolongada en humanos.
Scott Faber, del Environmental Working Group, critica que la FDA no haya realizado revisiones exhaustivas sobre la seguridad de los colorantes en décadas. Según Faber, la falta de una regulación más estricta en Estados Unidos contrasta con las políticas de la Unión Europea y Canadá, donde varios de estos colorantes están prohibidos.
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Cómo evitar los colorantes artificiales
Aunque puede parecer abrumador, hay maneras de minimizar la exposición a estos aditivos:
- Leer las etiquetas: Los colorantes artificiales suelen identificarse como "FD&C" seguido del color y el número, como "FD&C Rojo n.° 40" o "FD&C Amarillo n.° 5".
- Evitar alimentos ultraprocesados: Este tipo de productos suele ser el mayor reservorio de colorantes artificiales.
- Optar por alternativas naturales: Buscar productos que utilicen colorantes derivados de fuentes naturales, como cúrcuma, remolacha o espirulina.
En el caso de medicamentos, los consumidores pueden consultar a su médico o farmacéutico sobre opciones sin colorantes o buscar farmacias especializadas que fabriquen medicamentos personalizados.
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