- 13 de septiembre de 2024
Es fundamental que los padres y adultos que rodean a los jóvenes estén alerta y dispuestos a brindar apoyo y comprensión. La comunicación abierta y el entendimiento de las señales de alerta son esenciales para identificar y abordar los problemas de salud mental en una etapa temprana.
Los casos de trastornos mentales, en particular la depresión y la ansiedad, han aumentado drásticamente entre niños y adolescentes, lo que ha generado preocupación entre la comunidad médica y expertos en salud mental. La pandemia de COVID-19 ha sido un desencadenante importante de esta creciente demanda de atención psiquiátrica en jóvenes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que los problemas de salud mental se convertirán en la principal causa de discapacidad en todo el mundo para el año 2030. Antes de la pandemia, uno de cada ocho individuos en el mundo ya padecía algún tipo de trastorno mental, con el trastorno de ansiedad y la depresión como los más comunes. Sin embargo, durante el año 2020, marcado por la pandemia, se observó un alarmante aumento del 26% en los trastornos de ansiedad y del 28% en los trastornos depresivos severos.
La pandemia desencadenó un aumento significativo en la demanda psiquiátrica en niños y adolescentes, con un incremento en los cuadros de ansiedad, depresión y comportamientos autolíticos. También se han observado más casos de trastornos de la conducta alimentaria. Expertos señalan que, aunque no existen estadísticas actualizadas, la tendencia al alza continúa, y la preocupación es cada vez mayor.
Los efectos varían según el grupo etario, según lo demostró un estudio de Unicef de 2018. Este informe resalta dos picos críticos en la prevalencia de problemas de salud mental: uno entre los 13 y 15 años, y otro entre los 20 y 25 años. Los cambios hormonales y la transición del nivel primario al secundario generan estrés en el primer grupo, mientras que el segundo pico se relaciona con la definición de la perspectiva de adulto, la entrada a la vida laboral y las expectativas de éxito.
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Los casos de suicidio en adolescentes también están en aumento, lo que agrava aún mas la situación. Entre las señales de alerta a tener en cuenta, los expertos aconsejan prestar atención a cambios como el aislamiento social, la tristeza persistente y síntomas relacionados que perduran con el tiempo.
Los trastornos del sueño, cambios en los hábitos alimentarios no relacionados con preocupaciones estéticas, cambios en la conducta y el rendimiento escolar son indicativos de problemas de salud mental. Los expertos destacan la importancia de estar cerca de los adolescentes y buscar formas de comunicación efectiva, incluso cuando estos puedan rechazar la interacción.
El acceso a atención médica y recursos para la salud mental es un desafío, y las plazas disponibles suelen llenarse rápidamente. La falta de respuesta adecuada y la escasez de dispositivos públicos para tratar estos problemas también son un motivo de preocupación.
Cuando se trata de sus emociones, puede ser difícil saber qué es normal y qué no. Pero los problemas de salud mental tienen signos de advertencia, como:
- Cambios en sus hábitos alimenticios o de sueño.
- Aislarse de las personas y actividades que disfruta.
- Sentirse con poca energía.
- Sentirse vacío o como si nada importara.
- Tener dolores y molestias inexplicables.
- Sentirse impotente o sin esperanza.
- Fumar, beber en exceso o el inicio de utilización de drogas ilícitas.
- Sentirse inusualmente confundido, olvidadizo, enojado, molesto, preocupado o asustado.
- Tener cambios de humor severos que causen problemas en sus relaciones.
- Tener pensamientos y recuerdos que no puede sacar de su cabeza.
- Escuchar voces o creer cosas que no son ciertas.
- Pensar en lastimarse a sí mismo o a otros.
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