- 15 de septiembre de 2024
La leche de búlgaros o kéfir es un fermentado lácteo similar al yogurt pero con mayores beneficios en el organismo. Este producto está lleno de probióticos que son importantes para una buena flora intestinal. Sus beneficios van desde prevenir enfermedades bacterianas hasta ayudar a personas con intolerancia a la lactosa.
La leche de búlgaros o kéfir es una bebida fermentada, elaborada tradicionalmente con leche de vaca o de cabra. Se produce agregando unos nódulos llamados "búlgaros" a la leche. Estos búlgaros son colonias de levaduras y bacterias del ácido láctico que a simple vista tienen forma de coliflor.
Durante aproximadamente 24 horas, los microorganismos en los nódulos se multiplican y fermentan los azúcares de la leche, convirtiéndola en kéfir. Después, los nódulos se separan del líquido y se pueden usar nuevamente.
En otras palabras, el kéfir es la bebida, pero los búlgaros son el cultivo iniciador que se utiliza para producir la bebida.
Las bacterias y levaduras presentes en la leche de búlgaros son probióticos. Los probióticos son microorganismos que pasan intactos a nuestro intestino grueso para formar parte de nuestra flora intestinal y ayudar a procesos de digestión y absorción de nutrientes.
Se han encontrado hasta 61 variedades de bacterias y levaduras benéficas en este alimento. Su efecto benéfico es más potente que el del yogurt convencional ya que incluso pueden prevenir enfermedades provenientes de bacterias como la E. Coli, Salmonella y Helicobacter pylori.
Además de su efecto probiótico, la leche de búlgaros es buena fuente de proteína, calcio, fósforo, vitaminas B2 y B12 y minerales como el magnesio.
También es una buena opción para las personas que son intolerantes a la lactosa ya que los microorganismos se comen esta azúcar para fermentar la leche.
En la cocina se puede usar como si fuera yogurt acompañado de frutas y cereales o base para preparar aderezos.