- 08 de octubre de 2025
Kimberly, Sofía, Dulce y Ana Karen desaparecieron entre septiembre y octubre. Sus familias viven días de angustia y silencio institucional.

En Naucalpan, el miedo tiene nombre de mujer y esto se debe a que en menos de un mes, cuatro jóvenes desaparecieron en distintas colonias del municipio sin que hasta ahora exista una sola respuesta clara. Se llaman Kimberly Hilary Moya González, Sofía Ollinyolistli Torres García, Dulce Estrella Antonio García y Ana Karen Garay Ruiz.
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Sus rostros ahora aparecen en fichas de búsqueda, en pancartas, en redes sociales y en los gritos de familiares que no se rinden. La más reciente es Sofía Ollinyolistli, de 15 años, quien fue reportada como no localizada el 5 de octubre, según información de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM).
Días antes, el 2 de octubre, desapareció Kimberly Hilary Moya, estudiante del CCH Naucalpan, quien no regresó a casa después de clases. Antes de ellas, el 30 de septiembre, se perdió el rastro de Ana Karen Garay Ruiz, de 24 años, y el primer caso que encendió las alarmas fue el de Dulce Estrella Antonio García, de 14 años, vista por última vez el 10 de septiembre.
Cuatro jóvenes, cuatro historias interrumpidas en un mismo municipio. Cuatro familias que ahora comparten la misma pesadilla.
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"No queremos más fichas, queremos que vuelvan"
La desaparición de Kimberly Moya fue la que detonó la indignación social. El pasado 4 de octubre, sus familiares, amigos y compañeros del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) bloquearon por más de cinco horas el Periférico Norte, exigiendo su localización. "No queremos más fichas, queremos que vuelva viva", gritaban con pancartas y fotografías de la joven de 16 años.
Ante la presión, elementos de la FGJEM y la Policía Municipal realizaron un cateo en una vivienda ubicada en la colonia San Rafael Chamapa, presuntamente relacionada con el caso. Binomios caninos e investigadores recorrieron el lugar, buscando cualquier indicio que diera pistas sobre el paradero de Kimberly.
Sin embargo, la Fiscalía no ha informado resultados del operativo. Más tarde, los agentes regresaron a la zona donde fue vista por última vez para revisar cámaras de seguridad. Hasta el momento, no hay avances públicos.
El eco de otras ausencias
Mientras tanto, las familias de Sofía, Dulce y Ana Karen viven el mismo desvelo. En cada casa, la espera se mide en horas eternas, no en días. En cada puerta, las fotografías pegadas se vuelven parte del paisaje urbano que pese a las cifras demuestra la indiferencia.
En todos los casos, la FGJEM emitió fichas de búsqueda y activó la Alerta Amber, pero ninguna de las cuatro ha sido localizada. Las madres, hermanas y amigas se acompañan entre sí, reparten volantes, revisan redes sociales y hacen lo que las autoridades: no buscar.
Una crisis que supera a las cifras
De acuerdo con la Comisión Nacional de Búsqueda, México acumula 133,768 personas desaparecidas en los últimos 73 años, la mayoría mujeres jóvenes. En lo que va de 2025, se registran 9,804 desapariciones femeninas, mientras que 2024 cerró con 13,234 casos, la cifra más alta de la historia reciente.
Las estadísticas también muestran un patrón cruel: las adolescentes entre 15 y 19 años son el grupo más afectado, con más de 53 mil 398 desaparecidas. El segundo grupo más vulnerable son las niñas de 10 a 14 años.
En este rango de edad están Kimberly, Sofía y Dulce, tres adolescentes que salieron de casa para estudiar, hacer mandados o visitar a una amiga, actividades comunes en las que no se debería correr ningún riesgo. Ninguna regresó.
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A días del Día Internacional de la Niña
El 11 de octubre, el mundo conmemora el Día Internacional de la Niña, una fecha para celebrar sus derechos. Pero en México, las cifras y los rostros ausentes opacan cualquier celebración.
Las desapariciones de Kimberly, Sofía, Dulce y Ana Karen reflejan un país donde ser niña o adolescente implica un riesgo. Donde caminar a la escuela, tomar el transporte o regresar de trabajar puede convertirse en una tragedia.
Mientras tanto, las alarmas de búsqueda siguen activas, y el eco de una sola pregunta retumba y quema en Naucalpan y en todo el país: ¿Qué pasará con las niñas?
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