- 07 de octubre de 2025
El asesinato del sacerdote Bertoldo Pantaleón reaviva la crisis de seguridad en Guerrero, donde la violencia contra el clero se ha intensificado en la última década.

La muerte del sacerdote Bertoldo Pantaleón Estrada ha generado un impacto profundo en la comunidad católica de Guerrero. Tras permanecer desaparecido durante dos días, su cuerpo fue hallado sin vida con impactos de bala en la carretera federal México-Acapulco, a la altura del kilómetro 199, entre Zumpango y el punto conocido como Casa Verde, en el municipio de Eduardo Neri.
La Diócesis de Chilpancingo-Chilapa confirmó el fallecimiento mediante una esquela difundida en redes sociales: "La confirmación del fallecimiento generó consternación en la comunidad católica de Guerrero". Bertoldo Pantaleón, de 58 años, era originario de Cocula y se desempeñaba como párroco de la comunidad de Mezcala.
Reconocido por su labor pastoral y cercanía con las comunidades rurales del municipio de Eduardo Neri, su muerte ha dejado un vacío profundo entre feligreses y compañeros del clero.
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Investigación y seguimiento de la Fiscalía
La Fiscalía General del Estado de Guerrero (FGE) abrió una carpeta de investigación por homicidio calificado. En un comunicado del 6 de octubre, se detalló que "agentes de la Policía Investigadora Ministerial (PIM) y personal de Servicios Periciales trabajan para recabar elementos que permitan esclarecer lo ocurrido e identificar a el o los probables responsables".
Durante los días previos al hallazgo, elementos estatales y federales participaron en un operativo de búsqueda que se mantuvo activo desde la denuncia de desaparición. De acuerdo con reportes preliminares, el sacerdote habría estado acompañado por un hombre cuya identidad no ha sido revelada, y que es buscado por las autoridades para declarar sobre los hechos.
El operativo y las diligencias forman parte de una estrategia más amplia para garantizar la justicia y prevenir que estos crímenes queden impunes, aunque los retos en Guerrero siguen siendo significativos.

Luto en la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa
El fallecimiento de Bertoldo Pantaleón ha causado un gran dolor en la Diócesis. El obispo José de Jesús González Hernández expresó su pesar y pidió oraciones por el descanso del sacerdote. Desde el sábado previo al hallazgo, el presbítero Jorge Amando Vázquez Rodríguez, canciller-secretario de la diócesis, había solicitado al presbiterio elevar plegarias para su localización con vida.
Pantaleón Estrada se destacó no sólo por su labor pastoral, sino también por su vínculo con las comunidades rurales, a quienes acompañaba en eventos, celebraciones religiosas y actividades sociales. La Comisión Estatal de Búsqueda de Personas había emitido una ficha con su descripción: vestía una guayabera azul rey con franjas blancas, pantalón oscuro y huaraches al momento de su desaparición.
En un comunicado, los Obispos de México manifestaron su dolor:
"Los Obispos de México expresamos nuestro dolor por el hallazgo sin vida del Pbro. Bertoldo Pantaleón Estrada, párroco de San Cristóbal, Mezcala, en la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa".
Historia de violencia contra el clero en Guerrero
El asesinato de Bertoldo Pantaleón no es un hecho aislado. En Guerrero, la violencia contra sacerdotes ha sido una constante en los últimos años, reflejando un contexto de inseguridad que afecta directamente a las comunidades religiosas.
Entre los casos más relevantes se encuentran:
En 2013, el padre Joel Román Salazar, de la diócesis de Ciudad Altamirano, fue asesinado. Su funeral reunió a una cincuentena de sacerdotes, 35 seminaristas, monjas, laicos y pobladores del Estado de México, Guerrero y Michoacán. El golpe de su muerte se sintió de manera profunda en las comunidades cercanas.
El padre John Ssenyondo fue secuestrado en 2014 y hallado en una fosa común durante la búsqueda de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala, lo que vinculó su caso a un contexto de violencia generalizada en la región.
Ese mismo año, el padre José Ascensión Acula Osorio fue asesinado en San Miguel Totolapan. Los restos del sacerdote José Ascensión Acuña Osorio también fueron hallados tras su secuestro, flotando en el río Balsas, cerca de la comunidad de Santa Cruz de las Tinajas.
El padre Gregorio López Gorostieta fue secuestrado por un comando armado la noche del 21 de diciembre de 2014 y hallado días después. La comunidad religiosa nunca recibió una solicitud de rescate, pese a que se organizaron marchas encabezadas por sacerdotes implorando por su liberación.
A través de Facebook, la Catedral de Ciudad Altamirano publicó: "Hoy comunico con profundo dolor que nuestro hermano el padre Gregorio López Gorostieta ha partido a la casa del padre. Con fe puedo decir que está gozando de la presencia de Dios".
Cada uno de estos casos ha marcado la conciencia del clero y de la sociedad en general.

Estadísticas nacionales y contexto actual
De acuerdo con el reporte anual 2024 del Centro Católico Multimedial (CCM) sobre violencia contra sacerdotes, religiosos e instituciones de la Iglesia católica en México, entre 1994 y 2024 se registraron más de 80 asesinatos de clérigos en el país. Guerrero encabeza la lista de estados con mayor número de asesinatos de religiosos en las últimas tres décadas, con 11 casos. Le siguen:
- Ciudad de México (8)
- Michoacán y Chihuahua (7)
- Jalisco y Estado de México (6)
Estos números reflejan no sólo la vulnerabilidad de los sacerdotes, sino también la gravedad de la crisis de seguridad en Guerrero, donde los grupos delictivos actúan con impunidad en varias regiones.
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Reacción de la sociedad y demandas de justicia
Tras la muerte de Bertoldo Pantaleón, organizaciones religiosas y civiles exigieron a las autoridades esclarecer el crimen y garantizar la seguridad de los ministros de culto. La FGE Guerrero reiteró su compromiso de realizar todas las diligencias necesarias para identificar a los responsables y llevarlos ante la justicia.
La violencia contra el clero tiene un efecto directo en la vida de las comunidades que dependen de la Iglesia no solo como guía espiritual, sino también como apoyo social y educativo. La pérdida de sacerdotes impacta actividades pastorales, celebraciones comunitarias y la cohesión social en regiones rurales, especialmente en municipios como Eduardo Neri, Mezcala y Ciudad Altamirano.
La vulnerabilidad del clero frente a grupos delictivos ha sido denunciada reiteradamente por la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, que ha solicitado apoyo de autoridades locales y federales para garantizar la seguridad de los ministros de culto.

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