- 01 de septiembre de 2025
La politóloga relató los momentos de angustia y las reflexiones sobre la vida que atravesó tras perder la custodia de sus hijos.

La polítóloga y académica Denise Dresser reveló cómo la pérdida de la custodia de sus hijos la llevó a vivir momentos de dolor extremo y contemplar el quitarse la vida.
En una entrevista con Jessica Fernández para el podcast Más allá del rosa, Denise Dresser compartió la desgarradora experiencia de perder la custodia de sus hijos:
"No pierdo a mis hijos, no los pierdo, me los quitan, pierdo una batalla jurídica, mi ex marido se los lleva a Canadá, hubo al menos 3 años donde no me quería levantar. Me despertaba porque tenía que trabajar para pagar la manutención, porque él me demanda en Canadá y entonces tengo que pagarle child support, porque él no quería trabajar, entonces la corte me obliga", relató.

Durante esos años, el dolor la llevó a contemplar decisiones extremas para salir del sufrimiento: "Yo durante esos años me levantaba todas las mañanas y pensaba, creo que no voy a poder terminar este día... El dolor es demasiado grande".
El apoyo de amigos y amigas como salvación
Dresser destacó la importancia de las personas cercanas en esos momentos oscuros. "Un amigo me dijo, ´Si tú desapareces de este mundo, vas a traicionar a todos los que pusieron su esperanza en ti y me vas a destruir a mí. Es lo peor que podrías hacerle a tus hijos.´"
A pesar de ello, admitió que llegó a contemplar métodos concretos para acabar con su vida, reflexionando sobre el dolor y las consecuencias:
"Contemplé temblando los porcentajes de mortalidad y qué iba a doler menos y qué iba a suceder después y a quién le iba a dejar mi testamento. Siento una enorme compasión y entiendo que a veces para muchas personas el dolor sea algo con lo cual no puedas vivir... Apágame, que alguien me desconecte como si fueras un refrigerador o un celular."
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Reconstruirse y redescubrir la vida
Con el tiempo, Dresser logró superar la crisis, transformándose personalmente: "Empecé a volverme más cálida, cariñosa, más generosa con mis afectos, alguien que escucha mejor, que ha aprendido a disfrutar más la vida."
Reconoció el papel clave de sus amigas durante este proceso: "Viví con varias de ellas porque no soportaba estar sola... Me levantaron del suelo cuando yo era un trapo humano y me dijeron, ´Yo te cuido. Yo voy a contarte contigo para ver a tus hijos, aunque tu esposo te demande otra vez.´"
La politóloga enfatizó la diferencia entre el amor romántico y el amor incondicional que ofrece una amistad sólida: "No se engañen, el amor romántico es fantástico, pero el amor inamovible, incuestionable de una mujer... es el gran amor de la vida de las mujeres."
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