- 05 de julio de 2025
Los activistas fueron asesinados a balazos en un vehículo entre Hidalgo y el Estado de México.

Isaí López Rodríguez y Jesús Laiza González salieron juntos la mañana del 28 de junio desde su casa en Tizayuca, Hidalgo, rumbo a la Marcha del Orgullo LGBT++ en la Ciudad de México. Como cada año, estaban emocionados por participar, alzar la voz y celebrar quienes eran. Llevaban cinco años como pareja, se conocieron haciendo campaña para el Partido del Trabajo en plena pandemia y, desde entonces, nunca se separaron.
La última vez que sus amigos los vieron fue la noche del 29 de junio, en el bar La Cabaña, un sitio frecuentado por la comunidad LGBT+, donde se reunieron con compañeros cercanos para cerrar el día con abrazos, risas y planes. Francisco León, representante estatal del PT, los acompañó durante un par de horas.
De acuerdo con su testimonio, hablaron de política, de un viaje a Veracruz que ya planeaban, y se despidieron cerca de las once y media de la noche. "Estaban como siempre: felices. Ese es el recuerdo con el que me quedo", cuenta Francisco, quien fue uno de sus primeros aliados en la militancia.

Al día siguiente, los mensajes enviados a sus teléfonos quedaron sin respuesta. Horas más tarde, la tragedia se confirmó: ambos fueron hallados sin vida, baleados dentro de un coche abandonado en Hueypoxtla, Estado de México, a pocos metros del límite con Hidalgo. El vehículo pertenecía al dueño del bar donde habían estado, también integrante de la comunidad LGBT+, quien fue brutalmente asesinado y cuyos restos fueron dispersados en tres municipios.
La Fiscalía del Estado de México investiga si existe una conexión entre ambos crímenes o si se trató de una coincidencia macabra. De momento, han sido detenidos tres hombres que manejaban el coche donde fueron trasladados los restos del propietario.
Temían por su vida; ya habían sido amenazados
A pesar del horror, las autoridades insisten en que, hasta ahora, no hay indicios que apunten a un crimen de odio. Sin embargo, los testimonios de sus conocidos cuentan otra historia. Alaín Pinzón, activista por los derechos LGBT+, se cruzó con ellos en la marcha capitalina.
Recuerda que Jesús se acercó a él con preocupación. "Me dijo: ´Amigo, ayúdame. Nos están amenazando en el lugar donde vivimos por las actividades que realizamos´. Me pidió que lo hiciera público". Le confesó que las amenazas eran tanto físicas como virtuales, aunque nunca detalló su origen.
Jesús había sido uno de los principales impulsores de las marchas del Orgullo en Tizayuca. Su compañero Isaí era más reservado, pero igual de comprometido. Vendía perfumes y celebraba con orgullo cada venta. "No se podía entender a uno sin el otro. Eran un complemento", dice Francisco. Sus vidas estaban entrelazadas en lo cotidiano y en la lucha.

El último adiós en redes sociales
La noche que desaparecieron, compartieron en sus redes sociales los últimos momentos de felicidad. Jesús subió una foto en el bar, acompañado de Isaí y Francisco, con la leyenda: "Las verdaderas amistades persisten y son duraderas". Más temprano, había posado con los brazos abiertos, bandera en mano, frente a la multitud de la marcha. "Orgulloso de ser quien soy, orgulloso de mis colores", escribió.
Isaí, por su parte, publicó un breve mensaje: "Gay Pride CDMX", acompañado de fotos donde aparece sonriente, feliz, con una estampita de Lady Gaga santificada. En una de ellas bromea: "Cuidando a los jochis". Ambos amaban bailar. Tan distintos uno del otro, tan enamorados los dos.

Los cuerpos fueron hallados del lado mexiquense de la carretera, lo que complica aún más la investigación. La Fiscalía del Estado de México solicitó a su homóloga de Hidalgo los historiales de ambos jóvenes, mientras los familiares y amigos buscan señales, respuestas, rastros que les permitan comprender lo ocurrido. La información sigue siendo confusa y los indicios, insuficientes.
Lo único claro es la ausencia. La comunidad LGBT+ de Hidalgo está de luto. La lucha de Isaí y Jesús fue interrumpida de forma brutal, pero su memoria se multiplica en quienes los conocieron, los quisieron, y ahora exigen justicia. Sus perfiles en redes sociales quedaron congelados en la noche del 28 de junio, como un testimonio de lo que fueron. De lo que soñaban. De lo que merecían.
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