- 03 de diciembre de 2025
La muerte de Gérson Melo reveló años de desamparo institucional y un historial de enfermedad mental no tratado que terminó en una tragedia anunciada.

La muerte de Gérson de Melo Machado, un joven de 19 años que ingresó sin autorización al recinto de una leona en un parque zoobotánico de João Pessoa, causó un fuerte impacto en Brasil. Su historia personal, marcada por la ausencia de una red familiar y la falta de tratamiento adecuado muestran un perfil más claro de quién era.
Gérson creció enfrentando una serie de diagnósticos tardíos y una vida fragmentada entre instituciones públicas, episodios de crisis y estancias en prisión. Según la consejera tutelar Verônica Oliveira, quien lo acompañó desde los 10 años, "ya de pequeño decía que iba a ir a África de safari para domar leones".
La funcionaria también recordó que el menor decía que oía voces y que mostraba señales tempranas de esquizofrenia, aunque durante años los especialistas atribuyeron su conducta a simples problemas de comportamiento.
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Un diagnóstico tardío y un sistema que no lo protegió
La misma consejera relató que, pese a los indicios tempranos, "el diagnóstico se demoró". Su situación empeoró cuando cumplió 18 años y tuvo que abandonar la red pública de acogida. Según Oliveira, "al cumplir los 18, lo dejaron a su suerte", una afirmación que resume el sentimiento de abandono denunciado por varios profesionales que lo conocieron desde la infancia.
Uno de los testimonios más duros fue el de un funcionario penitenciario que lo trató en varias de sus detenciones: "Era una tragedia anunciada". Otro agente, Ivison Lira, señaló que Gérson "se comportaba como un niño de cinco años" y que necesitaba un tipo de atención que ninguna de las instituciones pudo brindarle de forma sostenida.
Días antes de su muerte, Machado había cometido pequeños delitos en un intento por regresar a un entorno donde pudiera recibir medicación, lo que evidenció su necesidad de atención.

El ingreso a la jaula y el ataque mortal
El ataque que terminó con su vida ocurrió en cuestión de segundos. Los videos grabados por visitantes mostraron cómo el joven se internó en la zona del animal mientras la leona descansaba. Tras verlo dentro del recinto, el felino reaccionó de manera inmediata y letal.
Thiago Nery, veterinario del parque, explicó que "algunas cosas no podemos preverlas porque se salen de la normalidad", al referirse al comportamiento inesperado de Machado y a la rapidez del ataque. También señaló que la leona se encontraba estresada y en estado de shock después del incidente, por lo que "estaba asustada, como todo el equipo".
El cuidado de la leona después del incidente
Tras el suceso, el zoológico activó un protocolo de contención para proteger al animal y al personal, logrando llevar a la leona a un área segura sin recurrir a tranquilizantes. Nery subrayó que el felino actuó en un comportamiento propio de su especie, una idea reforzada por la bióloga del parque, Marilia Maia, quien confirmó que la leona "presentó un comportamiento natural de su especie".
La tragedia expuso una serie de fallas acumuladas a lo largo de años: diagnósticos tardíos, falta de continuidad en los tratamientos, ausencia de instituciones intermedias y un vacío de atención al cumplir la mayoría de edad. Para muchos de quienes conocieron a Gérson, su muerte fue el desenlace inevitable de un sistema que no pudo darle la protección que necesitaba.

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