- 08 de noviembre de 2025
El caso de Diego Santoy Riveroll y los hermanitos Peña Coss marcó un antes y un después en la historia criminal de Nuevo León.

La madrugada del 2 de marzo de 2006, en una casa de la colonia Cumbres, el joven Diego Santoy Riveroll, de 21 años, irrumpió en el domicilio de su exnovia Erika Peña Coss, y en un ataque de ira asesinó brutalmente a los dos hermanitos de la joven: Erik Azur, de 7 años, y María Fernanda, de apenas 3.
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El crimen estremeció a todo México y atrajo la atención de todo el mundo, no solo por la crueldad de los hechos, sino también por el entorno mediático que rodeaba a la familia, debido a que la madre de las víctimas, Teresa Coss, era una conocida astróloga y conductora de televisión local.
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La madrugada del horror
Las investigaciones indican que Santoy Riveroll ingresó al domicilio mientras todos dormían. Impulsado por los celos y la negativa de Erika de continuar la relación, tomó un cuchillo de cocina y atacó al pequeño Erik, provocando su muerte con múltiples heridas. Luego, con el cordón de unos zapatos, estranguló a la pequeña María Fernanda.
Tras los asesinatos, el joven intentó matar también a su exnovia. Golpeó a Erika con un martillo y la hirió con un objeto punzocortante, creyendo haberla dejado sin vida. Sin embargo, ella sobrevivió. Antes de huir, Santoy secuestró a la empleada doméstica y la encerró en la cajuela de un vehículo, aunque más tarde la liberó en la carretera.
Horas después, la noticia del doble infanticidio ya acaparaba los noticieros y periódicos de todo el país. Todo México no podía creer lo ocurrido: dos niños asesinados dentro de su hogar y un joven prófugo que, hasta días antes, trataba con ellos con naturalidad.

La captura del “Asesino de Cumbres”
Tras cuatro días de intensa búsqueda, el 6 de marzo de 2006, Santoy fue detenido en Oaxaca, mientras intentaba cruzar la frontera hacia Guatemala junto con su hermano Mauricio. Ambos fueron trasladados a Nuevo León, donde comenzó uno de los juicios más mediáticos del país.
Durante las audiencias, Santoy ofreció distintas versiones de los hechos. En una de ellas, aseguró que Erika había sido quien asesinó a sus hermanos y que ambos habían hecho un pacto suicida, declaraciones que fueron negadas por la joven.
Las versiones contradictorias y los rumores dividieron a la opinión pública: algunos lo veían como un criminal, otros lo consideraban víctima de manipulación.

Sentencia y reclusión
El 11 de octubre de 2010, el Juzgado Primero Penal de Monterrey dictó una sentencia de 138 años de prisión contra Diego, acusado de homicidio calificado, homicidio en grado de tentativa, robo calificado y privación ilegal de la libertad.
Años más tarde, en 2015, el caso fue revisado nuevamente, y un juez penal redujo la condena a 71 años, 7 meses y 27 días. Sin embargo, de acuerdo con la legislación mexicana, Santoy solo puede cumplir hasta 40 años en prisión.
Actualmente, el llamado “Asesino de Cumbres” se encuentra recluido en el Centro de Reinserción Social de Cadereyta, donde ha buscado rehacer su vida a través del estudio y el trabajo. Imparte clases de computación a otros internos y recientemente obtuvo el título de Licenciado en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad Ciudadana de Nuevo León.
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Las vidas después del crimen
El caso alcanzó tal notoriedad que se formaron clubes de fans que defendían la inocencia de Santoy. Una de las seguidoras, identificada como Lety, terminó casándose con él en prisión en 2009 y tuvieron un hijo, aunque más tarde se divorciaron.
Por su parte, Erika decidió dejar Monterrey y comenzar una nueva vida en San Miguel de Allende, Guanajuato, donde se casó en 2014 con el empresario Mike Otto. Desde entonces ha mantenido un bajo perfil.

En 2021, la casa donde ocurrió la tragedia fue demolida, luego de permanecer años abandonada. Visitantes y curiosos afirmaban haber presenciado supuestos fenómenos paranormales, lo que alimentó el misterio alrededor del caso.

A casi dos décadas del crimen, la Masacre de Cumbres sigue siendo tema de conversación. En redes sociales, miles de usuarios piden que plataformas como Netflix produzcan un documental sobre el caso, incluso sugiriendo actores para interpretar a sus protagonistas.
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