- 21 de septiembre de 2025
El CJNG recluta a víctimas con promesas de empleo; en el rancho La Vega fueron obligados a convertirse en sicarios bajo amenazas de muerte.

"Me ofrecieron trabajo por Facebook, pero luego me dijeron que sería sicario o me descuartizaban". Con esas palabras, un joven de 20 años resumió la pesadilla que vivió tras responder a una aparente oferta laboral en internet. Lo que parecía un empleo estable como guardia de seguridad se convirtió en una trampa tendida por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
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El joven, originario de Jalisco, aceptó la propuesta porque trabajaba lavando autos y buscaba mejores ingresos. Le pagaron el boleto de autobús y un taxi lo recogió en la terminal. Todo parecía en orden, hasta que el conductor lo amenazó con un arma y lo despojó de sus pertenencias.
Poco después, fue llevado a un rancho aislado, conocido como La Vega, donde descubrió que no era el único: decenas de jóvenes estaban en la misma situación, rodeados por hombres armados que les advirtieron que ahora serían sicarios o terminarían descuartizados.
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Un rancho convertido en campo de entrenamiento
El caso del rancho La Vega, ocurrido a finales de enero, expuso la magnitud del reclutamiento forzado en México. En total, 38 personas fueron privadas de su libertad, la mayoría hombres jóvenes de entre 18 y 25 años, además de dos mujeres. Todos habían sido contactados mediante Facebook o TikTok, bajo la promesa de empleos como cortadores de agave, albañiles o cocineras.
El rancho funcionaba como un centro de adiestramiento criminal. Los recién llegados eran golpeados, obligados a correr, recibir tablazos y soportar humillaciones físicas. Además, tenían que grabar videos donde aseguraban estar allí por voluntad propia, una estrategia diseñada para evitar denuncias por desaparición.
El relato de las víctimas recuerda al rancho Izaguirre, descubierto en marzo, donde se hallaron restos óseos, prendas de ropa y señales de ejecuciones. Ambos casos confirmaron que el CJNG no solo reclutaba por la fuerza, sino que también eliminaba a quienes intentaban rebelarse.
El operativo militar
El 29 de enero, tras denuncias de pobladores, elementos del Ejército irrumpieron en el rancho La Vega. Sin embargo, el "rescate" no estuvo exento de controversia. Según testimonios, los soldados trataron a los cautivos como si fueran integrantes del cártel: los golpearon, los detuvieron y los presentaron ante la Fiscalía General de la República como presuntos delincuentes.
Los jóvenes pasaron varios días en prisión hasta que un juez escuchó sus declaraciones. Finalmente, 36 fueron liberados y solo dos quedaron vinculados a proceso por portación de cartuchos y cargadores. Uno de ellos, de 52 años, aseguró que había sido contratado como velador; el otro, de 38, fue hospitalizado con un pulmón colapsado tras recibir una golpiza de los militares.
Este episodio volvió a poner bajo la lupa la actuación de las fuerzas armadas, acusadas en múltiples ocasiones de violaciones a los derechos humanos en el marco de la "guerra contra el narcotráfico".
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Engaños que se repiten con el agave como pretexto
En Jalisco, la industria tequilera es un imán laboral. El corte de agave da sustento a miles de familias, lo que convierte esta actividad en un gancho ideal para las organizaciones criminales. Una de las víctimas, un joven de Zacatecas, contó que vio un video en TikTok que ofrecía empleo en los campos. Aceptó, fue trasladado a Zapopan y de allí a La Vega, donde terminó sometido a golpes y entrenamientos forzados.
Otro caso es el de un joven de 19 años, originario de Michoacán. Tras una pelea familiar, decidió responder a la oferta de cortar agave. Apenas llegó, los captores le dieron dos opciones: someterse a un adiestramiento de tres meses o recibir un disparo en la cabeza. Optó por sobrevivir, aunque soportando castigos físicos constantes.
Las mujeres tampoco estuvieron exentas. Una joven de 18 años y otra de 30 fueron llevadas con la promesa de ser contratadas como cocineras. Una vez allí, fueron obligadas a grabar mensajes agradeciendo al CJNG y al líder del grupo, Nemesio Oseguera Cervantes, "El Mencho", simulando estar satisfechas con "la oportunidad".
El caso del rancho La Vega ilustra cómo el reclutamiento forzado se ha convertido en una estrategia sistemática de los cárteles en México. Bajo la fachada de empleos en redes sociales, reclutan a jóvenes vulnerables, los aíslan en zonas rurales y los convierten en parte de sus filas bajo amenazas de muerte.
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