OPERAN DESDE LAS SOMBRAS
El Ingeniero y La Jefa: los últimos capos del Cártel Arellano Félix
Con órdenes de extradición vigentes, Enedina Arellano Félix y su hijo siguen prófugos y al mando de los últimos vestigios del Cártel de Tijuana.
Por décadas, el nombre Arellano Félix fue sinónimo de poder, violencia y control fronterizo. El Cártel de Tijuana, liderado por esta familia originaria de Sinaloa, alcanzó su auge en los años noventa, cuando controlaba uno de los corredores más codiciados para el trasiego de droga hacia Estados Unidos.
Hoy, tras años de detenciones, asesinatos y divisiones internas, queda poco del imperio que alguna vez estremeció al país. Sin embargo, su historia aún no ha llegado a su fin: dos figuras clave continúan libres y, según informes de inteligencia, aún mueven piezas desde las sombras.
Se trata de Enedina Arellano Félix, conocida como La Jefa, y de su hijo Fernando Sánchez Arellano, alias El Ingeniero, los últimos grandes líderes de la organización criminal. Aunque discretos, ambos han sido señalados por autoridades mexicanas y estadounidenses como piezas clave para mantener con vida los remanentes del Cártel de los Arellano Félix.
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El golpe que destapó la estructura oculta
Durante la madrugada del 16 de junio, la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada (FEMDO) cumplimentó una orden de aprehensión en contra de Pablo Edwin Huerta Nuño, El Flaquito, uno de los operadores más visibles de los Arellano Félix en la última década. Su captura marcó un nuevo golpe para la organización, debilitada pero aún activa en algunos puntos estratégicos de Baja California.
La detención de El Flaquito reavivó el interés de la Fiscalía General de la República (FGR) en los líderes que siguen prófugos. Un listado reciente identifica a 29 personas con órdenes de extradición pendientes a Estados Unidos. De ellas, once siguen sin ser localizadas. Entre esas figuras están La Jefa y El Ingeniero.
El ascenso silencioso de Enedina Arellano Félix
A diferencia de sus hermanos, Enedina Arellano siempre optó por un perfil bajo. Nació en Mazatlán en 1961 y desde muy joven estuvo expuesta a las actividades delictivas de su familia. En los años 80 estudió en una universidad privada en Guadalajara, mientras sus hermanos comenzaban a tomar control del tráfico de drogas desde Tijuana.
Su papel dentro del cártel fue estratégico: asumió el manejo financiero de la organización. En 1985 se casó con Luis Raúl Toledo, quien se convirtió en accionista mayoritario de Farmacias Vida, empresa con más de 20 sucursales en el norte del país que, según el Departamento del Tesoro de EE.UU., sirvió para lavar dinero del cártel.
En contraste con el estilo violento y ostentoso de sus hermanos, Enedina operó con una mezcla de inteligencia, discreción y cálculo. Tras la detención de Eduardo Arellano (El Doctor) en 2008, Enedina quedó como la única del clan original en libertad, y con ello, asumió el liderazgo de lo que quedaba del cártel.
El Ingeniero y la reconfiguración del cártel
Luego de la captura de sus tíos, Fernando Sánchez Arellano tomó el control operativo de la organización. De acuerdo con el centro de análisis InSight Crime, el cártel se dividió en dos facciones: una encabezada por Sánchez Arellano con apoyo de Los Zetas, y otra liderada por Eduardo Teodoro García Simental, El Teo, aliado del Cártel de Sinaloa.
La pugna interna desató una ola de violencia que sacudió a Baja California. Finalmente, tras la detención de El Teo en 2010, El Ingeniero volvió a consolidar el mando. Sin embargo, su liderazgo se truncó en 2014, cuando fue detenido por fuerzas federales en un centro comercial de Tijuana. Fue procesado por delitos de delincuencia organizada y lavado de dinero.
Sánchez Arellano fue internado en el penal de máxima seguridad de Almoloya. Aunque contaba con una orden de extradición a Estados Unidos, esta nunca se concretó. En diciembre de 2023, en una operación discreta, un juez le modificó la medida cautelar y recuperó su libertad tras pagar una fianza. Hoy, de nuevo en libertad, forma parte de la lista de criminales más buscados por el gobierno estadounidense.
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¿Qué queda del Cártel de Tijuana?
Lejos está la época en que los Arellano Félix disputaban el país con Joaquín El Chapo Guzmán y Amado Carrillo Fuentes. Hoy, el cártel apenas conserva presencia en ciertas zonas de Baja California, especialmente Tijuana y Mexicali, donde opera a través de alianzas temporales con otros grupos o células independientes.
Aunque muchos creen que la organización está extinta, la figura de Enedina Arellano Félix sugiere lo contrario. Su capacidad para mantenerse oculta durante décadas y conservar redes financieras activas han permitido que, aunque debilitado, el cártel siga operando.
Su hijo, El Ingeniero, es otra pieza clave. Tras su liberación, diversas fuentes apuntan a que retomó actividades criminales, aunque con un perfil aún más reservado que en su etapa anterior. Ambos siguen siendo un misterio para las autoridades, una herencia viviente de uno de los cárteles más temidos en la historia del narcotráfico mexicano.
La historia del Cártel de los Arellano Félix parece entrar en sus últimos capítulos, pero aún no ha sido cerrada. Mientras La Jefa y El Ingeniero sigan libres, las estructuras invisibles que sostienen al grupo seguirán funcionando, aunque ya sin el poder ni el terror de sus años dorados. Lo que alguna vez fue un imperio criminal temido, hoy sobrevive en la penumbra, sostenido por los vestigios de una familia que aún se niega a desaparecer.
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