- 17 de mayo de 2025
En entrevista, el actor Germán Bracco habla sobre su papel en Serpientes y Escaleras, la nueva serie de Manolo Caro de Netflix.

´Serpientes y escaleras´, la nueva serie de Manolo Caro, se aleja del drama romántico que lo hizo famoso para sumergirse en un universo donde el poder, los dilemas éticos y las traiciones se juegan como un tablero de mesa. Germán Bracco interpreta a Nicolás Patiño, una joven promesa política del partido conservador de Jalisco que pronto descubre que para subir hay que ocultar, y para mantenerse arriba, traicionarse.
"La serie trata o ilustra el camino de Dora, una prefecta... que aspira a ser directora", resume Bracco en entrevista con Quinto Poder, sobre el personaje de Cecilia Suárez.
Pero lo que podría parecer una historia académica, se convierte rápidamente en una alegoría política: "Es una sátira política que a partir del pastiche de la comedia y de la farsa ilustra el camino de básicamente cualquier político dentro de nuestro país".

Subir con escaleras, caer con serpientes
Bracco destaca que lo fascinante de la serie está en su estructura: "hablar de política es hablar de un juego de poder, donde hay aparentemente una mano más arriba que tú que mueve tus propios hilos". Y en ese juego —como en el tablero que da nombre a la serie— el azar y las decisiones personales construyen el destino de los personajes.
Nicolás, su personaje, parece tenerlo todo: estatus, carisma, ambición. Pero su mundo se tambalea cuando se cruza con el hijo de Dora, y tiene que enfrentar lo que ha reprimido durante años: "Tiene que decidir entre quién quiere ser... o si puede vivir sin ello".
El reto: una farsa que se toma en serio a sí misma
Uno de los principales desafíos de Bracco fue encontrar el tono justo: "era una sátira política con un tono patético total, de completa farsa y burla". Pero como actor, para lograr que el patetismo funcione en pantalla, "tiene que creer en sí mismo... una persona patética no se llama a sí misma patética, sino sería simplemente ridícula".
El trabajo con Manolo Caro —quien también escribe y da forma visual a la serie— fue exigente pero clave para encontrar el equilibrio: "adaptarte a todos esos elementos estéticos, narrativos, dramatúrgicos fue un reto, pero sin Manolo no se hubiera podido lograr".

Aunque se desarrolla en una escuela de élite en Guadalajara, Serpientes y escaleras no pretende ocultar su verdadera intención: retratar el lado más grotesco, burlesco y reconocible de la política nacional. "Tratamos de obtener la cara más patética de la política en México... en la farsa todos están mintiendo".
La serie no apunta a partidos concretos, pero refleja dinámicas innegables: el poder se alimenta de secretos, las jerarquías se mantienen con chantajes, y las decisiones más oscuras se esconden detrás de discursos bien ensayados. Bracco lo dice sin rodeos: "Los secretos son poder, los secretos te dan escalafones para subir".
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