"SI FALLABAS, MORÍAS"
El Rancho Izaguirre, donde los jóvenes se convertían en victimarios
El CJNG convirtió el Rancho Izaguirre en un campo de exterminio y reclutamiento forzado.
La crisis de desapariciones en México ha alcanzado un nuevo nivel de horror con el descubrimiento del Rancho Izaguirre, un sitio de exterminio y adoctrinamiento criminal en el municipio de Teuchitlán, Jalisco. Este lugar, ubicado a menos de 60 kilómetros del centro de Guadalajara, albergaba tres crematorios clandestinos y una gran cantidad de prendas y objetos personales que revelan el sufrimiento de quienes pasaron por allí.
El colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco encontró en el predio restos óseos, alrededor de 400 prendas y objetos personales como maletas, mochilas, fotografías y cartas. El hallazgo se dio tras una denuncia anónima que guió a los activistas al sitio, donde esperaban encontrar respuestas para las familias de los desaparecidos. Este descubrimiento ha generado indignación y temor en la sociedad, al exponer un mecanismo cruel de desaparición y reclutamiento forzado.
De víctimas a soldados del cártel
Según testimonios recopilados por el colectivo, el Rancho Izaguirre funcionaba como una "escuelita del terror" del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Los jóvenes eran reclutados con falsas ofertas de empleo publicadas en redes sociales y, una vez captados, eran llevados al rancho, donde comenzaba su transformación en sicarios.
En el sitio se localizaron aparatos de entrenamiento, libretas con apodos y listas de reclutas. Según un sobreviviente, los nuevos integrantes eran despojados de sus pertenencias, vendados y sometidos a brutales entrenamientos. Dormían hacinados, con apenas una cobija para diez personas, y sufrían abusos constantes.
Los ejercicios incluían arrastrarse bajo alambres de púa, cargar llantas pesadas y entrenar con armas de paintball. Con el tiempo, eran trasladados a estados como Michoacán o Zacatecas para participar en enfrentamientos reales. Los que sobrevivían recibían entrenamiento avanzado con exmilitares, quienes utilizaban municiones congeladas capaces de perforar la piel.
"Ahí sí te mataban. El entrenamiento era táctico. Te hacían pelear entre los demás, te golpeaban. Algunos instructores llegaban ebrios, se volvían salvajes", relató otra víctima a la líder del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco. La presión psicológica y el miedo eran usados como métodos de control absoluto.
El campo de exterminio
Aquellos que no superaban las pruebas eran ejecutados en una zona conocida como "la carnicería". Sus cuerpos eran incinerados en hornos rudimentarios construidos con piedras y ladrillos. Estas prácticas han sido documentadas por colectivos de búsqueda, quienes han encontrado evidencias similares en otros centros de exterminio.
Las ropas de los fallecidos eran almacenadas en bolsas de basura y posteriormente reutilizadas por los nuevos reclutas. "Dormíamos como taquitos, como cucharita", narró un sobreviviente sobre las condiciones infrahumanas del rancho. Muchos de los jóvenes nunca lograban salir con vida de ese sitio.
Evidencias del horror
La Fiscalía de Jalisco ha publicado un inventario de los objetos hallados en el rancho, que incluye:
140 pantalones de mezclilla
146 mochilas
109 playeras
12 vestidos
12 camisas
3 faldas
4 bolsos
16 bóxers
7 shorts
2 suéteres
La lista no incluyó los más de 400 zapatos, ni los restos óseos documentados por los colectivos de búsqueda. Hasta el momento, la fiscalía ha identificado seis sitios con restos humanos y más de 500 evidencias en el Rancho Izaguirre, atribuido al CJNG.
Los colectivos de búsqueda han denunciado la falta de respuestas por parte de las autoridades y la lentitud en la investigación. Mientras tanto, cientos de familias continúan esperando noticias de sus seres queridos, con la angustia de que sus restos puedan encontrarse entre las evidencias halladas en el rancho.
Este hallazgo pone de nuevo en evidencia la magnitud del problema de las desapariciones forzadas en México y la impunidad con la que operan los grupos criminales, transformando a las víctimas en victimarios en un ciclo interminable de violencia.
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