Soy infiel: ¿Está en mi naturaleza o es una decisión?

¿Los seres humanos somos infieles por naturaleza y fieles por convicción? Este es el razonamiento de algunos especialistas que piensan que está en nuestra naturaleza ser infieles, y está en nuestro cerebro ser fieles. Este jueves 13 de febrero se celebró el Día del Infiel, y es la oportunidad para hablar sobre un tema que podría ser tabú pero forma parte de la vida de muchas personas. 

La infidelidad es una decisión muy personal, sentencia el sexólogo Gerardo Giménez, aun cuando puede haber situaciones forzadas por los parámetros sociales: por ejemplo, la idea de que el hombre "nunca se niega" si alguien se ofrece para tener una relación. Lo que sí resulta claro es que la persona hará lo que más la satisfaga o la haga sentir feliz, resalta Giménez.

Radicalmente fieles... Al principio

El psicólogo Walter Riso plantea varios parámetros para entender la relación entre fidelidad e infidelidad. "Cuando el flechazo da en el blanco, somos radicalmente fieles, sin concesiones ni excusas: mientras dure el ímpetu del enamoramiento la probabilidad de ser infiel es prácticamente cero", explica en su "Guía práctica para afrontar la infidelidad de la pareja".

En esa "fidelidad bioquímica la 'decisión de ser fiel' no es producto de la mente y sus convicciones sino del mero instinto de supervivencia, porque ningún organismo tolera dos enamoramientos al tiempo", razona.

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Riso habla de un segundo tipo de fidelidad, que "depende más del razonamiento y la voluntad. Cuando eros reduce su energía o todavía no se ha instalado con fuerza, el sistema límbico, responsable de las emociones básicas y el sexo, cede paso a la corteza cerebral y a su capacidad de reflexionar".

Ello implica que, "en situaciones de alto riesgo, los que practican esta 'fidelidad mental/ racional' actúan antes de que el enredo prospere". O, lo que es lo mismo, no sucumben a las tentaciones porque salen corriendo. 

Ocasionales o estables

El sexólogo considera que las formas de infidelidad pueden ser variadas. "Si hay relaciones paralelas el compromiso es con más de una persona: un compromiso integral con amor, pasión y un querer", puntualiza. Lo que antes era un comportamiento más asociado con los hombres, ahora también es un asunto de mujeres. Otra cosa son las relaciones abiertas, en las que todo está claro para todos. 

Las relaciones casuales son gratificantes, porque hacen que la persona deseada se sienta reafirmada en su amor propio, indica Giménez. Suele ocurrir que los hombres se sientan obligados a revolotear de brazo en brazo por la presión social. 

Para el especialista, más que hablar de que es bueno o malo ser infiel, lo mejor es pensar por qué se quiere tener una pareja estable para luego ser infiel, y propone pasearse por la posibilidad de permanecer soltero y hablar francamente con las parejas sexuales: "Es solo diversión". 

 Como sexólogo, sugiere interrogarse acerca del objetivo de la relación sexual con otra persona. "Hay un para qué recreativo, que es darle al cuerpo lo que pide sin compromisos; y un para qué relacional, que es conocerse, frecuentarse, enamorarse". 

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¿Decir la verdad o no decirla? "Hay cosas muy propias, muy personales, que contarlas a la pareja sería un sincericidio. La infidelidad es algo propio", insiste Giménez. Su sugerencia es guardar el secreto entre pecho y espalda. 

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