CRIMEN ORGANIZADO
IHOP en Culiacán: la violencia obliga al cierre de la cadena de hot cakes
La cadena de desayunos estadounidense anunció su salida definitiva de Culiacán, priorizando la seguridad de clientes y empleados ante el incremento de la inseguridad.
La narcoviolencia en Culiacán sigue afectando a la economía local. Esta vez, la cadena estadounidense IHOP, conocida por sus icónicos hot cakes, anunció el cierre definitivo de su sucursal en la ciudad. A través de un comunicado, la empresa expresó su pesar por la decisión, subrayando que la seguridad de sus trabajadores y clientes fue el factor determinante para bajar la cortina de forma permanente.
La sucursal de IHOP en Culiacán, que abrió sus puertas en septiembre de 2019, sobrevivió a crisis significativas como la pandemia del covid-19 y los llamados "culiacanazos". Sin embargo, no logró resistir los efectos devastadores de la creciente inseguridad en la capital sinaloense.
Este lunes 30 de diciembre, los trabajadores acudieron al establecimiento por última vez para recoger sus pertenencias y vaciar el local, marcando el final de una etapa que comenzó con grandes expectativas.
En su comunicado oficial, la cadena expresó: "Con mucho pesar, les informamos que IHOP Culiacán cierra sus puertas debido a la creciente inseguridad en nuestra ciudad. Esta difícil decisión busca priorizar la seguridad de nuestro equipo y de ustedes, nuestros clientes".
Diciembre, tradicionalmente un mes de alta afluencia para restaurantes, representaba la última esperanza para mantener operativa la sucursal. Sin embargo, las expectativas no se cumplieron, y el flujo de clientes fue insuficiente para contrarrestar las bajas ventas registradas desde que la violencia en la región se intensificó.
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De acuerdo con reportes locales, la pugna entre las facciones del Cártel de Sinaloa, conocida como la lucha entre "Los Chapitos" y "Los Mayos", ha incrementado los niveles de inseguridad, provocando que cientos de empresas, tanto pequeñas como medianas, cerraran sus puertas en los últimos meses. Según cifras de Coparmex Sinaloa, más de 100 negocios cesaron operaciones entre septiembre y octubre de este año debido a la situación.
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Un lugar que conquistó paladares y corazones
IHOP llegó a Culiacán en diciembre de 2019, conquistando rápidamente a la comunidad con su menú variado, que abarcaba desde sus famosos pancakes hasta opciones para almuerzo y cena. Con capacidad para atender a 236 personas, el restaurante inició operaciones con un horario de 7:00 a 22:00 horas, adaptándose más tarde a ofrecer únicamente desayunos hasta las 15:00 horas debido a la pandemia.
A pesar de las adversidades económicas y de salud pública que enfrentó, la sucursal logró consolidarse como un lugar favorito para familias y amigos. Sin embargo, la inseguridad fue un obstáculo insalvable.
"Nos llevamos el cariño y la calidez de la gente de Culiacán en el corazón. Esperamos que las circunstancias mejoren y que en el futuro podamos volver a encontrarnos", concluye el comunicado emitido por la empresa.
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El impacto de la narcoviolencia
La salida de IHOP es solo la punta del iceberg en una ola de cierres de negocios que afecta a Culiacán. La violencia no solo genera temor entre los ciudadanos, sino que también impone un clima adverso para los empresarios. La incertidumbre y los riesgos asociados a la operación diaria han llevado a muchos a tomar decisiones drásticas como reducir horarios, despedir empleados o, en casos extremos, cerrar definitivamente.
Según Coparmex Sinaloa, las empresas han enfrentado un éxodo de clientes debido al temor de salir de sus casas o transitar por ciertas áreas de la ciudad. Esta caída en la actividad económica es una de las consecuencias más visibles de la lucha interna entre los grupos criminales que buscan el control del estado.
IHOP no sólo enfrentó los estragos de la pandemia, sino también las secuelas de los "culiacanazos", episodios de violencia extrema que marcaron a la ciudad. El primero, en octubre de 2019, tras la fallida captura de Ovidio Guzmán, y el segundo, a inicios de 2023, dejaron una profunda cicatriz en la percepción de seguridad de los habitantes y los empresarios.
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