"Si no puedo casarme contigo, me haré sacerdote": el amor que marcó al Papa Francisco

Este lunes por la mañana falleció el Papa Francisco, a los 88 años, tras haber sido hospitalizado días antes en el hospital Gemelli de Roma por una bronquitis con infección polimicrobiológica y neumonía bilateral.

Con su muerte, concluye una etapa histórica en la Iglesia Católica: la de un pontífice argentino que rompió moldes desde el primer día. Sin embargo, hay una historia previa a los hábitos, al Vaticano y a la Plaza de San Pedro. Una historia de amor.

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Amalia Damonte: la vecina del barrio de Flores que conquistó a Bergoglio

Antes de convertirse en sacerdote, Jorge Mario Bergoglio fue un chico tímido de 12 años, vecino del barrio porteño de Flores, con una vida común y emociones propias de cualquier adolescente. Fue en ese entorno donde conoció a Amalia Damonte, la chica que le hizo descubrir que el amor también podía doler.

La historia salió a la luz en 2013, poco después de que fuera elegido Papa. En entrevista con medios argentinos, Amalia recordó con claridad una escena que marcaría para siempre la biografía del pontífice:

"Si no puedo casarme contigo, me haré sacerdote", le dijo él, en una confesión que hoy, con el tiempo, se ha vuelto profética. Ella, entre risas, relató: "Por suerte para él, le dije que no".

Una relación truncada por los padres... y por el destino

Aunque su romance fue breve, al estilo de cualquier historia adolescente, hubo cartas, ilusiones y hasta escándalo familiar. El padre de Amalia, al enterarse de que su hija intercambiaba notas con Jorge Mario, reaccionó con severidad:

"Mi padre me pegó porque me atreví a escribirle una nota a un niño", confesó la mujer.

Aquel rechazo familiar fue uno de los motivos por los que la relación se enfrió. Pero no del todo. Años más tarde, al recordar su vínculo con el joven Bergoglio, Amalia reconoció que la conexión entre ambos nunca se rompió del todo, aunque sus caminos sí tomaron rumbos muy distintos.

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Del amor adolescente al liderazgo de la Iglesia Católica

Tras esa experiencia juvenil y otras señales que él mismo fue interpretando, Bergoglio ingresó al seminario y comenzó su camino religioso. En 2013, con 76 años, se convirtió en el 266º Papa de la Iglesia Católica. Fue el primero de origen latinoamericano, un símbolo de cambio dentro de una institución plagada de tensiones internas y escándalos que exigían reformas urgentes.

Durante su pontificado, Francisco enfrentó desafíos mayúsculos: la fuga de fieles hacia iglesias evangélicas, la falta de vocaciones sacerdotales y, sobre todo, la crisis global por los casos de abuso sexual dentro del clero.

El Papa Francisco será recordado por sus gestos de humildad, por reformar la liturgia funeraria papal y por querer un entierro sin pompa, en la Basílica de Santa María la Mayor. Pero también, quizá sin buscarlo, por haber compartido con el mundo una historia íntima que nos recuerda que, incluso en lo más alto del poder espiritual, hay un corazón que alguna vez se rompió por amor.

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