"Que nos evalúe la gente": Sheinbaum marca distancia del vuelo privado de Noroña

El senador Gerardo Fernández Noroña volvió al centro de la controversia política tras reconocer que rentó un avión privado para cumplir con una gira de trabajo por Coahuila. El traslado, calculado en unos 14 mil dólares —alrededor de 280 mil pesos—, supera con creces su salario mensual y ha reavivado las críticas sobre la congruencia en el movimiento que abanderó la llamada "austeridad republicana".

Noroña defendió su decisión con un argumento que encendió aún más el debate: dijo que la presidenta Claudia Sheinbaum "ha sido clara" al señalar que los vuelos privados pueden usarse "cuando son necesarios".

Sheinbaum marca distancia

Lejos de avalar o desmentir al legislador, Sheinbaum optó por una respuesta breve y meditada. "No voy a entrar en debate. Cada quien es libre de opinar y que a cada quien nos evalúe la gente", dijo la mandataria este jueves.

Su declaración no solo evita un choque interno, sino que deja entrever una estrategia política más amplia: mantener la imagen de unidad sin cargar con los costos de las acciones personales de los suyos. La presidenta ha insistido en que los funcionarios deben conducirse con sobriedad y transparencia, recordando que la legitimidad se construye con el ejemplo.

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Morena y el peso de la congruencia

Desde mayo, Sheinbaum pidió por escrito a los militantes y representantes de Morena abstenerse de usar helicópteros o aviones privados, hacer campañas anticipadas y recurrir al llamado "turismo político". La carta buscaba marcar una línea clara entre el poder y el privilegio, un mensaje que hoy vuelve a ponerse a prueba.

Mientras la presidenta se traslada en vuelos comerciales o, en caso necesario, en aeronaves de las Fuerzas Armadas, figuras como Fernández Noroña han sido cuestionadas por decisiones que contradicen esa narrativa de cercanía con el pueblo.

"A ras de tierra", pero en el aire

El senador justificó su vuelo alegando que su agenda era imposible de cubrir por tierra. "Estuve en Torreón, Francisco I. Madero, Piedras Negras y Acuña en dos días; por supuesto que requería moverme con mayor rapidez", explicó.

Paradójicamente, su gira llevaba por nombre "A ras de tierra", un lema que ahora se lee con ironía entre sus críticos. Lo que pretendía ser una muestra de trabajo territorial terminó convertido en un símbolo del desgaste entre el discurso de austeridad y la práctica política.

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