- 27 de marzo de 2025
Los precios de los autos podrían aumentar tras la imposición de aranceles a la importación de vehículos en Estados Unidos.

El presidente Donald Trump anunció la imposición de un arancel del 25% a la importación de automóviles en Estados Unidos a partir del 2 de abril, una medida que afectará principalmente a México, Japón, Corea del Sur, Canadá, Alemania y el Reino Unido, los mayores exportadores de vehículos al mercado estadounidense.
Aunque las autopartes provenientes de países del T-MEC estarán exentas, la administración de Trump busca reducir el déficit comercial con esta medida. Sin embargo, el impacto no solo recaerá en las naciones exportadoras, sino también en las propias automotrices estadounidenses, que dependen de una cadena de suministro global.
Desde la Casa Blanca, Trump defendió los nuevos aranceles bajo el argumento de proteger la industria automotriz nacional, a pesar de que no figuraban en su agenda y de que previamente había pospuesto su aplicación, junto con tarifas a chips y fármacos importados.
"Vamos a cobrar a los países por hacer negocios en nuestro territorio y por arrebatarnos empleos, riqueza y muchas otras cosas a lo largo de los años. Nos han quitado muchísimo, tanto amigos como enemigos, y, francamente, los amigos han sido a menudo peores que los enemigos", declaró el mandatario el miércoles 26 de marzo, adelantando que a partir del 3 de abril Estados Unidos "empezará a cobrar".

Autos más caros y represalias comerciales
El arancel del 25% aplicará a vehículos de pasajeros importados, incluyendo sedanes, SUV, crossovers, minivans, furgonetas de carga y camiones ligeros, así como a piezas clave como motores, transmisiones, tren motriz y componentes eléctricos. La Casa Blanca advirtió que los aranceles podrían extenderse a más autopartes si lo considera necesario.
Esta medida encarecerá los autos importados, haciéndolos menos competitivos frente a los de fabricación nacional. Sin embargo, los propios vehículos estadounidenses ya han experimentado un alza en sus costos debido a los aranceles al aluminio y al acero, lo que significa que los consumidores terminarán pagando más, sin importar qué opción elijan. Actualmente, cerca de la mitad de los autos vendidos en EE.UU. son importados.

El mandatario estadounidense confía en que estos aranceles obligarán a las empresas a trasladar más producción a Estados Unidos y atraerán inversiones. Sin embargo, la incertidumbre jurídica generada por un gobierno que toma decisiones de forma abrupta podría ahuyentar a los inversionistas. Además, se espera que esta medida provoque represalias comerciales de los países afectados, lo que podría desencadenar una nueva escalada de tensiones en el comercio internacional.
¿Cómo afectará la imposición de aranceles a México?
México es uno de los principales exportadores de vehículos hacia Estados Unidos. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) EE.UU., fue el principal destino de las exportaciones de vehículos ligeros por parte de México con un total de 79.7%, lo que convierte al país en uno de los socios más importantes para la industria automotriz estadounidense.
La imposición de un arancel del 25% sobre los vehículos importados podría tener consecuencias significativas para la economía mexicana, particularmente para las empresas automotrices que dependen del acceso libre a este mercado. Aunque la industria automotriz está cubierta por el Tratado Comercial México-EE.UU.-Canadá (T-MEC), y se habían acordado condiciones de suspensión de los aranceles hasta el 2 de abril, la nueva política de Trump pone en jaque este acuerdo.
Según el T-MEC, los vehículos mexicanos pueden recibir trato preferencial en EE.UU. si cumplen con requisitos de contenido regional, reduciendo así el impacto de los aranceles, que solo aplicarían sobre la parte extranjera del automóvil. Sin embargo, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza tiene la facultad de auditar y verificar que las estimaciones del contenido estadounidense sean correctas, lo que podría generar disputas y, en algunos casos, hacer que el arancel se aplique en su totalidad.
La administración de Trump ha mostrado un enfoque errático en la toma de decisiones comerciales, lo que podría generar desconfianza entre los inversores. Además, el aumento de los costos de exportación y la potencial pérdida de competitividad en el mercado estadounidense podrían obligar a algunas empresas a reconsiderar sus operaciones en México o a trasladar parte de su producción a otras regiones para minimizar el impacto de los aranceles.
Esto podría afectar negativamente a los trabajadores mexicanos, ya que muchas de las plantas que fabrican vehículos en nuestro país están destinadas a satisfacer la demanda estadounidense. Por otro lado, el gobierno mexicano ha mostrado disposición a negociar con Estados Unidos para lograr una solución favorable.

Tal como lo ha expresado la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ha señalado que, debido al T-MEC y las conversaciones en curso con el gobierno de EE.UU., México podría tener una "situación especial" en la implementación de estos impuestos, lo que podría mitigar los efectos negativos de esta medida. Sin embargo, este tipo de incertidumbre puede seguir generando tensiones y afectando las decisiones comerciales tanto en nuestro país como en Estados Unidos.
Si bien el gobierno mexicano confía en que las negociaciones puedan mitigar el impacto de los aranceles, el panorama no es claro. La medida también podría desencadenar una cadena de reacciones entre los países afectados, lo que afectaría a la economía global en su conjunto. En última instancia, la imposición de estos aranceles no sólo encarecerá los vehículos para los consumidores estadounidenses, sino que podría generar un efecto dominó que afecta tanto a la industria automotriz como a las relaciones comerciales internacionales.
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