- 07 de marzo de 2025
Leer en voz alta no sólo enriquece el vocabulario infantil, también cierra brechas educativas y sociales.

Leer en voz alta no sólo enriquece el vocabulario infantil, también cierra brechas educativas y sociales. La voz humana conecta, estimula el desarrollo cognitivo y crea oportunidades de aprendizaje que transforman vidas. ¡Descubre su impacto en el aula!
Cuando Lety y Ramón tuvieron a su primera nena, estaban felices por todo lo que implicaba la crianza. Sin embargo, como muchos padres primerizos, también se sintieron abrumados por los constantes llantos de su bebé recién nacida. En busca de soluciones rápidas, descargaron una aplicación en su tableta con sonidos relajantes para calmarla. Con el tiempo, la bebé aprendió a tranquilizarse con la pantalla, pero algo faltaba: la calidez de la voz humana. No fue sino hasta que la abuela de la nena comenzó a cantarle y leerle en voz alta que notaron un cambio en su expresión: su mirada se iluminaba, su respiración se calmaba y su conexión con el mundo parecía fortalecerse. Esta historia es un reflejo de lo que hoy sabemos sobre la importancia del lenguaje oral en el desarrollo infantil.
No en todas las culturas se reconoce la importancia de hablar a los bebés desde el nacimiento. En algunas comunidades, por creencias ancestrales, se asume que las y los bebés, al no poder hablar, tampoco pueden comprender el lenguaje, por lo que las personas adultas no interactúan verbalmente con ellas y ellos. Sin embargo, la investigación ha demostrado que, incluso desde antes de nacer y en especial desde sus primeros días de vida, los seres humanos somos receptivos al lenguaje. De hecho, las interacciones verbales tempranas son fundamentales para el desarrollo cognitivo y emocional.
La lectura en voz alta es una de las prácticas más poderosas que personas cuidadoras y docentes pueden implementar para fortalecer el desarrollo del lenguaje, la comprensión lectora y el gusto por los libros. A menudo, subestimamos el impacto que tiene esta actividad en el aprendizaje de niñas y niños, especialmente en aquellos que provienen de contextos con menor acceso a materiales de lectura. Sin embargo, diversos estudios han demostrado que leer en voz alta no sólo enriquece el vocabulario, sino que también contribuye a cerrar las brechas de desigualdad educativa.
El lenguaje oral es la base sobre la que se construye el aprendizaje formal. Se ha comprobado que el desarrollo del vocabulario está directamente relacionado con la comprensión lectora y el rendimiento escolar. El material impreso generalmente contiene muchas más palabras de baja frecuencia en el lenguaje hablado, por lo que leer y escuchar textos en voz alta ofrece oportunidades clave para el avance en el desarrollo del vocabulario. En este sentido, la lectura en voz alta es una herramienta fundamental para exponer a niñas y niños a un lenguaje más rico y estructurado, lo que les permite ampliar su repertorio de palabras y estructuras sintácticas para mejorar su expresión oral y escrita.
Leer en voz alta no implica simplemente decodificar palabras en un libro, sino también generar interacciones significativas en torno al texto. Para potenciar su impacto, es fundamental modelar la lectura con entonación, pausas adecuadas y expresión facial, lo que permite a las infancias comprender mejor los textos y conectar emocionalmente con ellos. Además, es importante promover la participación activa de niños y niñas mediante preguntas abiertas, predicciones y reflexiones sobre el contenido del libro.
Por esto y por historias como la de Lety y Ramón que con frecuencia escuchamos, en la Fundación Zorro Rojo impulsamos con fuerza campañas como "1,000 libros antes de preescolar", una iniciativa que motiva a las familias a leer en voz alta a sus hijas e hijos al menos mil libros antes de que ingresen a preescolar. Su objetivo principal es fomentar el desarrollo cognitivo y emocional desde la primera infancia y preparar a niñas y niños para el éxito escolar al mejorar su vocabulario, comprensión y habilidades lingüísticas.
Para lograr esta meta, no es necesario leer mil libros distintos, puede repetirse la lectura de los mismos títulos; pero si, desde el nacimiento, leemos al bebé al menos un libro diario, al cumplir los tres años le habremos leído mil libros.
Sabemos que la exposición temprana a un gran número de palabras fortalece tanto la comprensión como la expresión oral. Asimismo, se propician mejoras en la alfabetización temprana, pues las infancias llegan al preescolar con mayor familiaridad con el lenguaje escrito. Se benefician especialmente niñas y niños en entornos donde el acceso a la diversidad léxica y el lenguaje académico puede ser más limitado. Además, la lectura compartida crea un espacio de conexión y aprendizaje entre familiares y, sin duda, favorece la adquisición de hábitos lectores.
El desarrollo del vocabulario es un proceso esencial para el éxito académico y social, y se ha comprobado que éste se ve influenciado por las habilidades de lectura desarrolladas desde edades tempranas. Las niñas y los niños con habilidades de lectura por encima del promedio tienden a tener un crecimiento del vocabulario más rápido, en el tiempo, lo que se conoce como el "efecto Mateo". Esto significa que quienes leen más aprenden más palabras, lo que les permite avanzar más rápidamente en su aprendizaje, mientras que quienes leen menos experimentan un ritmo de crecimiento léxico más lento y tienen más retos para aprender. Esta diferencia es acumulativa, a lo largo de los años, y contribuye a ahondar las brechas de desigualdad. Por tanto, al integrar la lectura en voz alta en la rutina escolar, las y los docentes contribuyen a nivelar el acceso al lenguaje académico, indispensable para aprender, y amplían las oportunidades académicas y sociales de las y los estudiantes a su cargo.
Diversas investigaciones han demostrado que la lectura en voz alta no sólo tiene efectos positivos sobre la adquisición de vocabulario, sino también sobre el desarrollo cognitivo y socioemocional de niñas y niños. Esta práctica ayuda a mejorar la concentración, desarrolla la empatía y fortalece la imaginación. Además, el hecho de compartir momentos de lectura con una persona adulta genera vínculos afectivos positivos que refuerzan la seguridad y la autoconfianza.

Desde el punto de vista académico, se ha logrado documentar también que las y los aprendices que han sido expuestos a la lectura en voz alta desde pequeños tienen un mejor desempeño en comprensión lectora, escritura y pensamiento crítico en etapas posteriores de su educación. De hecho, el hábito de la lectura en voz alta puede influir en la velocidad de adquisición del vocabulario, pues propicia que niñas y niños aprendan entre 2,000 y 3,000 palabras nuevas por ciclo escolar.
La lectura en voz alta es una estrategia poderosa para el desarrollo del lenguaje y la equidad educativa. Como personas adultas, tenemos la responsabilidad de proporcionar experiencias de lectura significativas y enriquecedoras que estimulen el pensamiento, la imaginación y la comprensión del mundo en niños y niñas. Al hacer de la lectura en voz alta una práctica habitual en el aula y en la casa, no sólo se fomenta el amor por los libros, sino también se brinda a cada estudiante la oportunidad de acceder a mejores condiciones de aprendizaje durante toda la vida. Invertir tiempo en leer en voz alta es invertir en el presente y el futuro de la infancia. Hagamos de la lectura un derecho y una experiencia compartida que transforme vidas.
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Valentina Uribe Zaraín
Integrante de MUxED. Es internacionalista por El Colegio de México. Estudió la Maestría en Desarrollo y Aprendizajes Escolares en la Universidad Autónoma de Querétaro y de Español como Lengua Extranjera en la Universidad de Barcelona. Es cofundadora de la Fundación Zorro Rojo, donde trabaja apoyando la adquisición de la escritura de grupos infantiles en condiciones de vulnerabilidad.
Referencias
Cunningham, A. (2005). "Vocabulary growth through independent reading and reading aloud to children" en Kamil, M. y Hiebert, E. (eds.), Teaching and learning new vocabulary: Bringing research to practice (pp. 45–68).
Duff, D., Tomblin, J. B., y Catts, H. (2005). "The influence of reading on vocabulary growth: A case for a Matthew effect". Journal of Educational Psychology, 97(3), 370–380.
Nagy, W. y Townsend, D. (2012). "Words as tools: learning academic vocabulary as language acquisition reading". Research Quarterly, 47(1), 91-108.
Nippold, M. A. (2007). Later language development: school-age children, adolescents, and young adults. Austin: Pro-Ed.